Vitoria. Suele decirse que la experiencia es la madre de la ciencia. Por eso, ante una situación de dificultad, resulta harto conveniente fijarse en casos precedentes de similares características y en los aciertos o errores que protagonizaron quienes los sufrieron. De esta manera, se puede aprender para tratar de copiar las decisiones correctas y evitar al máximo las erróneas. Pues bien, si el Deportivo Alavés desea conocer de primera mano las sensaciones de quienes se encontraron antes que él en un escenario como el suyo -es decir, la necesidad de afrontar y solventar favorablemente un nuevo compromiso de Liga después de que se viera truncada en Eibar su excelente racha de siete victorias consecutivas (cinco en Liga y dos en Copa) y sin que esta circunstancia le afecte negativamente- los puede encontrar con facilidad. Y con rostro conocido, además.
Porque dos hombres con pasado albiazul vivieron la campaña anterior una circunstancia muy similar y lograron superarla con solvencia. Se trata, en concreto, de Lluís Codina y Nico Bonis. El primero, en su faceta de segundo entrenador de Carlos Pouso, consiguió que el Mirandés estuviera la friolera de las 17 primeras jornadas del campeonato invicto. En el caso del excancerbero alavesista -actualmente enrolado en el Atlético Baleares-, fueron los nuevo partidos iniciales de la temporada los que encadenó sin perder. Sin embargo, ambos debieron pasar por el trance que sufrió el Alavés el sábado.
De repente alguien les despertó bruscamente del sueño y el globo de la ilusión generada corrió el riesgo de desinflarse de manera definitiva. Por fortuna para ellos y motivo de confianza para El Glorioso, no fue así ni mucho menos. La escuadra del Paseo de Cervantes, además, desempeñó un papel protagonista en el accidente del Mirandés. Y es que fue el plantel que entonces dirigía José Carlos Granero el encargado de asaltar el hasta entonces infranqueable fortín de Anduva y endosar la primera derrota del ejercicio al cuadro burgalés (0-1) gracias al gol de Gorka Azkorra.
Lluís Codina vivió en directo esa experiencia sentado en el banquillo y fue protagonista de la gestión que de ella se hizo durante los días siguientes. Desde su experiencia, tiene claro que el tropiezo de Eibar "no afectará en absoluto" al Alavés a partir de ahora. En su caso fue así y el Mirandés cerró el ejercicio con el ascenso a la categoría de plata. "Cuando tienes una racha muy buena de resultados estás preparado para que la derrota llegue en cualquier momento. Es algo que todos tenemos presentes y sabemos que cuantas más victorias consigas más cerca está el momento de perder el primer partido. Lo importante es tener claro que si hasta entonces han salido las cosas es porque se estaba trabajando bien y mantener esa línea de esfuerzo e intensidad", apunta.
El que fuera delantero del Glorioso aporta también otra clave importante para valorar el momento en el que se encuentra el conjunto de Mendizorroza. "Sea cual sea el resultado de la semana anterior, todos los profesionales sabemos que el pasado no sirve de nada en el fútbol y que lo único importante son los tres puntos que se juegan en el partido que vas a disputar. El ambiente en el vestuario antes de salir al campo no cambio. Da igual que vengas de ganar o de perder, estás obligado a conseguir el triunfo y estoy convencido de que el Alavés será capaz de rehacerse", sentencia.
Una situación muy similar a la del menudo exfutbolista catalán la vivió el exportero alavesista Nico Bonis con el Atlético Baleares. El francés, también coincide en el diagnóstico. "Estuvimos las nueve primeras jornadas sin perder y en la décima nos ganó el Lleida en casa pero eso no nos hizo venirnos abajo ni mucho menos. La semana siguiente volvimos a ganar y fuimos primeros del grupo al final llegando a tener hasta trece puntos de ventaja en algunos momentos. El equipo tenía una mentalidad muy buena y eso es lo importante para que no te afecten los tropiezos. Hay que seguir con la cabeza fría con lo que se ha hecho bien hasta entonces".