Vitoria. Las desgracias acostumbran a llegar con brusquedad y sin ofrecer siquiera un pequeño preaviso que permita al afectado ponerse en alerta. Por eso, generan situaciones difíciles inesperadas planteando una disyuntiva no siempre sencilla. Tras recibir el impacto, debe comenzar de inmediato el proceso de tratar de superarlas y para ello, únicamente aparecen dos caminos. O bien se toma nota y se busca un camino alternativo para evitar ese obstáculo o, por el contrario, teniéndolo igualmente muy presente en la cabeza, se hace acopio de toda la fortaleza posible para continuar transitando por la misma ruta.
Pues bien, el Deportivo Alavés ha decidido apostar firmemente por esta última posibilidad. Lejos de permitir que la derrota encajada en Eibar el pasado sábado le lleve a un peligroso estado de shock y que las dudas puedan instalarse dentro del vestuario, el conjunto albiazul ha reforzado aún más su convencimiento de que las cosas se estaban haciendo muy bien hasta ese momento. La consecuencia, por lo tanto, resulta más que evidente. El equipo está decidido a mantener el rumbo fijado desde el inicio del campeonato. Ese que le ha aupado hasta el liderato de la tabla clasificatoria y le ha permitido firmar un expediente inmaculado en sus siete primeros compromisos oficiales.
Esta resolución, en cualquier caso, no supone ni mucho menos negar la evidencia de que en el duelo de Ipurua se cometieron fallos que no pueden volver a repetirse y que el colectivo aún dispone de un amplio margen de mejora por delante. Los jugadores y el cuerpo técnico son plenamente conscientes de ello. Ahora bien, también tienen muy claro que todas las virtudes exhibidas por El Glorioso hasta el desplazamiento a Eibar no han desaparecido de un plumazo como consecuencia del fiasco en el terreno de juego armero.
Por todo ello, el encuentro del próximo sábado frente a la Real Sociedad B en Mendizorroza se antoja la ocasión ideal para recuperarlas y regresar a la senda deseada regalándole una victoria a la entregada afición albiazul. Y es que si algo ha dejado claro hasta el momento el colectivo que dirige Natxo González es que se entrega al máximo de sus posibilidades en cada cita en la búsqueda del objetivo marcado.
Un objetivo que, de manera inmediata, pasa por volver a la tranquilidad absoluta que reinaba en el ambiente antes de que la derrota ante el Eibar pusiera sobre la palestra el primer test de resistencia para el espíritu colectivo. Uno de los veteranos de la plantilla, Óscar Rubio, dejó ayer muy claro cuál debe ser la receta para que lo sucedido en Ipurua se quede en un mero accidente y no afecte lo más mínimo al devenir del conjunto del Paseo de Cervantes. "Tenemos que mantenernos siempre estables, no estar eufóricos cuando ganamos ni derrumbarnos cuando perdemos. Lo que ha sucedido son cosas del fútbol, tampoco íbamos a ganar todos los partidos", significó el lateral alavesista.
Dar la cara El futbolista catalán, en cualquier caso, también es capaz de encontrar lecturas positivas al primer tropiezo del equipo en el presente ejercicio. "A pesar de los tres goles encajados y de la expulsión supimos estar en el partido. Con uno menos conseguimos marcar un gol, que nunca se sabe si puede ser importante al final de la temporada. Lo fundamental es intentar que los errores que cometimos no vuelvan a suceder"argumentó.
Es decir, recuperar la solvencia y máxima seguridad defensiva que se habían convertido en seña de identidad principal de un conjunto que consiguió estar la nada despreciable cifra de 513 minutos imbatido en la competición doméstica. A partir de ahí, volver a crecer en todos los aspectos del juego para que el merecido respeto al que se había hecho acreedor por parte de sus adversarios vuelva a acompañar al Deportivo Alavés.
Con el importantísimo duelo de la tercera ronda de la Copa del Rey en el horizonte a medio plazo -el duelo que puede abrir la puerta a un enfrentamiento con uno de los siete conjuntos europeos de la Liga de las estrellas-, el equipo necesita volver a ofrecer sus mejores prestaciones para poder llegar a esa cita con el depósito de la confianza a tope y sin nubarrones de preocupación por encima de su cabeza. Para ello, el triunfo sobre la Real B -un equipo que es "todo lo contrario al Eibar" para Óscar Rubio puesto que "va muy alegre al ataque" y ante el que el Alavés debe mostrarse "serio, no conceder ocasiones y que se note la veteranía en los momentos puntuales para llevarnos el partido"- se antoja imprescindible.