Con los entrenamientos de pretemporada apenas iniciados, personajes relevantes dentro del fútbol vitoriano se pasaban habitualmente por Ibaia para volver a ver trabajar a Nacho González. Quienes le conocían de su anterior etapa en el club y los que habían seguido su trayectoria en Cataluña no albergaban por entonces ningún genero de duda. "Me da igual el equipo que le hagan; la presencia de Nacho en el banquillo es una garantía plena", aseguraban profesionales del balompié en los corrillos de charlas, en las que siempre se trata de lo humano y lo divino, que normalmente se forman en las sesiones de trabajo del Deportivo Alavés. Se desgranaba ya por entonces el estilo que el entrenador vitoriano le iba a imprimir a su equipo y los que bien le conocían no tenían dudas que iba a basar la fuerza del Glorioso en su seriedad defensiva. Ya avanzada la pretemporada, en uno de los últimos amistosos, un trabajador con muchos años en el club evocaba al pasado para mirar al futuro. Recordaba aquel equipo que de la mano de Mané consiguió el ascenso a Primera División a base de candar su portería y aprovechar al máximo sus ocasiones y auguraba una fotocopia de ese recordado Alavés en la nueva versión ideada por Nacho González. Otro hombre de fútbol que tampoco se equivocaba, como bien se ha podido comprobar en el espectacular arranque de curso que ha firmado el conjunto albiazul, que ahora sí se refleja en la letra de su himno y amenaza con resurgir potente otra vez.
En muchos aspectos difiere la versión 2012-13 del Alavés con respecto a sus predecesoras en la categoría de bronce, pero si hay uno que destaca por encima del resto es la solvencia que transmite este equipo. El único precedente comparable es el que compuso Miguel Ángel Álvarez Tomé, que armó un bloque extremadamente competitivo y resolutivo, pero al que en algunas ocasiones le falló el saber estar, la experiencia y la malicia necesarias para cerrar su portería y cercenar por completo las opciones de victoria a sus rivales.
La fortaleza defensiva es la clave que diferencia a este equipo de sus fracasados predecesores. En el fútbol actual mantener la portería a cero y encajar una cantidad baja de goles se convierte en una cualidad enormemente destacada, por encima incluso de la efectividad de cara al marco rival. Esta experiencia ya la tiene vivida el Alavés de sus tres temporadas anteriores, en las que se quedó muy lejos de esa cifra de ente 20 y 25 dianas encajadas que asegura el éxito. Así, en la 2009-10 (Pereira y Ocenda) recibió 31 goles; en la 2010-11 (Álvarez Tomé), 43; mientras que en la última, la 2011-12 (De la Fuente y Granero) la terminó con 39 tantos recibidos. El futuro no se puede predecir, pero todo hace indicar que este equipo va a estar más cerca de las primeras cifras que de las segundas.
juego vistoso Esa fortaleza defensiva y la imbatibilidad de la que hasta ahora viene disfrutando Miguel viene marcada por el trabajo de presión y recuperación del colectivo y también, y no menos importante, por un saber estar del que los proyectos precedentes habían carecido. En esta plantilla hay muchos jugadores con amplia experiencia a sus espaldas en compromisos de la máxima exigencia y saben manejar a la perfección ese otro fútbol que tan importante es en una categoría como la de bronce.
Pero no solo de defender bien dependen las victorias y, sobre todo en los compromisos en Mendizorroza, se ha podido comprobar que Nacho González pretende ofrecerle a la parroquia alavesista un fútbol vistoso. Lejos de Vitoria se ha apostado por un equipo rocoso, que se pertreche bien atrás y que sea capaz de aprovechar sus ocasiones, pero en el estadio del Paseo de Cervantes se ha visto un juego por momentos brillante, en el que se arriesga en las combinaciones y destaca la apuesta por la llegada por bandas, donde además de los extremos los laterales también son fundamentales. Seriedad en defensa siempre, pero sin olvidar el buen trato al balón, intentando llevar el peso del partido y buscando avasallar a los rivales con fútbol de ataque, una vertiente en la que también destaca el peligro albiazul en las jugadas a balón parado, milimétricamente trabajadas en los entrenamientos.
Para conseguir todos estos buenos resultados, otro de los aspectos diferenciales que presenta el equipo vitoriano es su buen estado físico. Al equipo se le vio en Teruel llegar justo de gasolina al final del partido por primera vez en lo que va de temporada, pero con los atenuantes de que se trataba del tercer compromiso consecutivo en apenas siete días, la imposibilidad de establecer rotaciones por la falta de efectivos y el insoportable calor que azotaba el estadio Pinilla.
Este ejemplo es la excepción condicionada que confirma la regla, ya que en sus cinco compromisos precedentes el conjunto vitoriano ha mostrado un estado físico envidiable, llegando al final de los partidos pleno de fuerzas e, incluso, decidiendo unas cuantas victorias en los tramos decisivos gracias a la chispa de unos jugadores a los que se ve en buena forma.