Dentro de un arranque de temporada sobresaliente en el que los cuatro partidos disputados se han saldado con victoria, el hecho que llama la atención por encima del resto es que el Deportivo Alavés no ha encajado aún ningún gol en estas cuatro comparecencias. La solidez a nivel defensivo, trabajada exhaustamente a lo largo de la pretemporada, es la principal seña de identidad que Nacho González quería imprimirle a su Glorioso y, de momento, no cabe duda que el técnico vitoriano ha sido capaz de dar con la tecla para insuflar a sus jugadores de un espíritu granítico y rocoso a la hora de salvaguardar los dominios de su guardameta.

El cero que se mantiene vigente en la portería alavesista es muy llamativo, pero resulta sumamente fácil de explicar cuando se repasan las estadísticas de los partidos y el desarrollo de los mismos. Que el Alavés no encaja goles es algo evidente y una de las principales causas de esta gran virtud es que apenas concede ocasiones a sus rivales. Alguna acción de zozobra, a lo sumo dos, a lo largo de cada partido. Y así, si el rival no tiene un acierto máximo que es bastante difícil de encontrar en una categoría como la Segunda División B, es bastante complicado que los oponentes sean capaces de batir a un Miguel que ha sido titular en estos cuatro compromisos y que, por si fuera poco, ha estado de matrícula de honor en las contadas oportunidades de gol que ha tenido que desbaratar para mantener ese cerrojo que es seña de identidad de un equipo muy poco permisivo con el juego ofensivo de sus contrincantes.

En el estreno liguero, en Barakaldo, el meta riojano desbarató por partida doble una clarísima ocasión de Villar que venía precedida por falta. Tuvo esa clarísima ocasión el cuadro vizcaíno, pero nada más. El resto fueron acciones con disparos lejanos que apenas inquietaron el cancerbero alavesista, que estuvo brillante en su debut.

En Catarroja, en el duelo de la primera ronda copera, ni siquiera existió espacio para ese pequeño sufrimiento. Todo lo más, ya con el partido completamente decidido, una salida un tanto blanda del portero alavesista, una pequeña mota de polvo en un compromiso de absoluta tranquilidad ante un oponente maniatado y sin apenas recursos ofensivos ante la solidez albiazul.

oponentes ahogados El estreno liguero en Mendizorroza también resultó de una enorme placidez para el cancerbero riojano, que apenas tuvo que intervenir en todo el partido y que solo recibió un par de sustos, uno en cada parte. En la primera, una falta rápida en la que Esaúl trató de sorprender se fue al lateral de la red. En la segunda, con todo a favor para rematar ante Miguel, un disparo de Del Puente se fue demasiado alto. Hasta ahí le dejó lucirse el Alavés a un Sociedad Deportiva Logroñés que vio cortadas sus alas en ataque por la efectividad defensiva del equipo de Nacho González.

En el duelo más exigente de lo que va de curso, el disputado el sábado ante el Real Unión, el Alavés volvió a someter al oponente al mismo ahogo que habían sufrido sus predecesores. A base de una exigente presión con las líneas muy adelantadas y una gran seriedad en la última línea, respaldada a la mil maravillas por el doble pivote, el conjunto albiazul provoca que los rivales lleguen en contadas ocasiones a zonas de peligro. Y, encima, cuando lo hacen hasta ahora siempre ha aparecido la salvadora figura de Miguel para evitar la diana.

Un centro envenenado de Colinas que acabó golpeando el larguero y, sobre todo, un remate de cabeza picado abajo de Seguro que el meta alavesista desbarató metiendo una mano sensacional -posteriormente, tras el rechace, el colegiado anuló el gol de Colinas al interpretar que estaba en fuera de juego- fueron las únicas acciones en las que el conjunto irundarra contó con opciones reales de batir la portería albiazul. Muy pocas oportunidades en un duelo entre iguales.

Así, el Alavés está obligando a sus rivales a tener un porcentaje de efectividad máximo si quieren sacar algún rendimiento en forma de gol de las escasas oportunidades que permite el equipo de Nacho González. Y, hasta la fecha, ninguno de sus oponentes ha sido capaz de sacar petróleo de esos pequeños resquicios albiazules.

En esa seriedad defensiva, en ese conceder muy pocas ocasiones de gol a sus rivales y en las meritorias intervenciones de Miguel cuando ha aparecido el peligro real ha cimentado el conjunto vitoriano su excepcional arranque de temporada. Una base sobre la que seguir asentando el crecimiento de un equipo al que más pronto o más tarde acabarán marcando un gol, pero que tiene que mantener firmes los ideales que tan buenos resultados le han dado hasta la fecha.