Todos los que conocen a Nacho González destacan de sus equipos que siempre están sólidamente armados en defensa y que ese poderío atrás es el que los convierte en bloques extremadamente ofensivos a pesar de que no siempre estén brillantes en ataque. Así lo hizo en su etapa en las categorías inferiores del Deportivo Alavés, lo mismo que en Reus y Sant Andreu. Conjuntos todos ellos a los que es muy difícil superar, que convierten su portería en un marco prácticamente infranqueable y que, así, consiguen unos enormes réditos en forma de puntos a pesar de que no brillen en ataque. Ayer se pudo ver en partido oficial esa idea que tiene el técnico vitoriano para El Glorioso. Saber sufrir cuando hay que hacerlo. Saber cerrar todas las posibles vías de agua cuando peor lo está pasando el equipo. Y, al final, saber aprovechar las opciones que deja el rival. Y, así, sacar el máximo rendimiento a cada oportunidad. Un gol, tres puntos. La efectividad ahora es lo más importante.
Se basó el cuadro alavesista en una presión inicial muy agobiante y adelantada. Así fue durante unos primeros minutos en los que ahogó al Barakaldo, que solo pudo sacarse los balones de encima a gorrazos. Así hasta que el oxígeno dejó de llegar a los pulmones. Ahí llegó el momento de sufrir, de saber pertrecharse atrás y de cerrar cada abertura que aparecía en la defensa. Luciano y Javi Hernández se convirtieron en capitanes generales. Miguel asumió los mandos con un trabajo muy seguro tanto bajo los palos como en sus salidas. Todo el dominio posicional del Barakaldo apenas se tradujo en ocasiones y de esa ansiedad de los fabriles por marcar acabó sacando partido el conjunto alavesista.
Y es que el cuadro albiazul aprovechó a la perfección el enorme regalo en forma de metros que le dio el equipo de Lasesarre. Ocasión de Rubio, expulsión de Alberto, gol de Luismi y otro fallo de Guzmán. Apenas cuatro acciones con las que se desequilibró por completo el partido, con el que se ganaron los tres primeros puntos de la temporada a pesar de que el Alavés está todavía en un momento en el que su juego es lógicamente gris.
Falló el conjunto albizul dos claros mano a mano ante el portero, pero se mostró extremadamente efectivo a la hora de sacar partido de un juego ofensivo donde todavía se atasca. No existe fluidez, pero llegará con tiempo. Mientras tanto, y como bien ha predicado Nacho González, la efectividad es lo más importante. Los que cuenta es ir sumando la mayor cantidad de puntos que sea posible mientras el juego sigue mejorando y en eso este equipo ofrece ciertas garantías.