Vitoria. A falta de apuntalar la plantilla alavesista -todavía quedan por fichar tres jugadores sub'23 si finalmente se queda Cano, a prueba hasta la fecha, y un senior-, el plantel babazorro está delegando en Borja Viguera la faceta realizadora. El jugador riojano se ha convertido en la referencia en ataque durante esta pretemporada en la que ya ha marcado dos goles tras haber disputado un amistoso y un torneo triangular con dos miniencuentros de cuarenta y cinco minutos.

Todo apunta a que la ficha senior que aún queda libre está destinada al fichaje de un atacante de campanillas que otorgue algo más de lustre a la plantilla, aunque este arranque no oficial del ejercicio 2012-13 hace prever un alto grado de protagonismo del ex de la Real. El nuevo jugador albiazul era un hombre llamado a competir en Primera o, al menos, Segunda División, tras comprobar su evolución en las filas del conjunto txuriurdin cuando se gestaba su ingreso en el primer equipo.

Viguera debutó con la camiseta del equipo guipuzcoano en 2007 cuando el técnico galés Chris Coleman requirió sus servicios en un viaje a Canarias para llevarse la victoria de Las Palmas por dos goles a tres. Este debut respondía a la buena temporada realizada la campaña anterior con el Sanse en Segunda B, al que contribuyó a llevar hasta el play off de ascenso, donde caerían ante Las Palmas, caprichos del destino, el club contra el que más tarde, como se apuntaba anteriormente, debutaría con el primer equipo.

Viguera marcó nueve tantos, pero su desempeño excedió esta característica básica en cualquier punta: el gol. Por lo tanto, el jugador ya demostró en el pasado su valía para la categoría. Las dudas que acogen los escépticos radican en la larga travesía por el desierto deportivo que ha vivido el jugador en forma de lesiones. De lesión, mejor dicho.

Y es que el delantero de Logroño se rompió el ligamento cruzado de su rodilla derecha en la temporada 2010-11 cuando integraba las filas del Nàstic, militante en la categoría de plata del fútbol estatal, tras haberse hecho con un hueco fijo en la vanguardia del conjunto catalán. Seis meses en el dique seco propiciaron la desconexión de un Viguera que desde entonces no había levantado cabeza. Pese a esa lesión, el club tarraconense volvió a solicitar su cesión en la temporada 2011-12 pero no consiguió entrar en los planes de un plantel a la deriva -acabaría perdiendo la categoría-, por lo que hubo de hacer las maletas rumbo a Albacete para reivindicarse, de nuevo, desde el tercer peldaño futbolístico del Estado.

Tampoco lo consiguió y ahora, Viguera sueña con reverdecer laureles. Al menos, demostrar su valía en un equipo puntero de esta división. Algo que ya lograra en el pasado y que ahora quiere repetir con el Deportivo Alavés.