Vitoria. Después de nueve años haciendo méritos de manera más que brillante lejos de casa, el vitoriano Nacho González cumplió el pasado viernes el sueño de ser presentado como nuevo entrenador del primer equipo del Deportivo Alavés. Indudablemente un apetecible premio a su trayectoria pero, al mismo tiempo, también un regalo envenenado pese a venir envuelto en un atractivo papel. Porque el asiento que ocupará en el banquillo local del estadio de Mendizorroza se ha revelado en los últimos tiempos como una ubicación demasiado caliente que tarda mucho menos de lo deseado en abrasar a quien lo ocupa.

Algo que, no obstante, conoce como pocos el elegido por Josean Querejeta para comandar el nuevo proyecto albiazul, puesto que ha recorrido todos los escalafones de la casa antes de llegar a la cúspide de la pirámide. Sabe, por lo tanto, las necesidades que apremian a la entidad y la máxima exigencia que conlleva el puesto. Una presión que ha consumido a diez predecesores suyos en menos de cuatro años y medio. Y es que desde febrero del año 2008, cuando se produjo la destitución de Josu Uribe, han pasado por el cargo Julio Bañuelos, José María Salmerón, Manix Mandiola, Javi López, Javier Pereira, Iñaki Ocenda, Miguel Ángel Álvarez Tomé, Luis de la Fuente y José Carlos Granero. Nacho González será, por lo tanto, el undécimo -y ojalá que durante mucho tiempo último- inquilino del banquillo.

Este incesante desfile de entrenadores sin la continuidad necesaria para poder trabajar y desarrollar un proyecto refleja la fase de inestabilidad deportiva que ha pasado el Alavés durante los últimos tiempos, lo que le ha llevado a estar en el pozo de Segunda División B y no encontrar la manera de ascender a una categoría más alta.

De los diez técnicos que se han sentado antes que González como máximos responsables del Alavés solo uno, Miguel Ángel Álvarez Tomé en la temporada 2010-11, ha podido completar los 38 partidos de Liga regular y jugar además dos eliminatorias de la fase de ascenso a Segunda División. Con el leonés en el banquillo durante todo el curso, los vitorianos lograron el billete en la única fase de ascenso que han jugado en las últimas tres temporadas que llevan anclados en Segunda B.

La directiva encabezada por Avelino Fernández de Quincoces ha confiado, en su segunda temporada, en el vitoriano Nacho González para que enmiende la situación y devuelva la ilusión a la castigada afición de Mendizorroza. Su éxito, será el del Alavés.