EN los últimos tiempos, el despacho que acoge en el estadio de Mendizorroza al director deportivo del Alavés parece estar presa de una extraña maldición que provoca que su inquilino no disfrute de su comodidad más allá de unos pocos meses. Karlos Lasheras, Javi Pérez, José María Cidoncha, Gorka Etxeberria o Dani Barroso son algunos de los nombres de sus ocupantes más recientes. Todos ellos, han debido abandonarlo mucho antes de lo previsto y sin haber podido cumplir con las expectativas creadas. Desde hace poco más de una semana, Javier Zubillaga es el nuevo huesped de la habitación maldita. El riojano se reencuentra con un puesto que ya desempeñó hace casi dos décadas y tiene la complicada misión de dejar atrás el maleficio que parece perseguir al cargo. El nivel de exigencia será máximo desde el primer momento y contará con muy escaso margen para el error. Por ello, conviene saber cuál es la manera de trabajar de este experimentado hombre de fútbol. Así, cuatro profesionales con pasado albiazul -el doctor Manu Goienetxea y los futbolistas Lluís Codina, Iñaki Berruet y Gaspar Gálvez- que han coincidido en algún momento de sus respectivas carreras con él desmenuzan para DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA el método Zubillaga.
El que durante muchos años fuera galeno del combinado del Paseo de Cervantes comenzó su andadura como ángel de la guarda de los profesionales albiazules precisamente de la mano del director deportivo. "Teníamos ya cierta relación con el club pero fue con su llegada cuando pasamos a tener un contacto permanente. Tenía una visión muy global del mundo del fútbol que incluía no sólo lo futbolístico sino también otros aspectos como la preparación física o la fisiología del deporte. En eso coincidíamos mucho y desde luego puede decirse que era una innovador para la época", rememora Goienetxea. Además, el doctor destaca otra valiosa cualidad del riojano. "Demostró tener buen olfato para los fichajes trayendo a jugadores que dieron un gran rendimiento. Fue una buena época", evoca.
Precisamente uno de los que llegó de su mano entonces a Mendizorroza fue Lluís Codina. El actual segundo entrenador del Mirandés destaca de Zubillaga que "tiene muy claro lo que quiere de cada uno y del grupo y lo sabe transmitir también de manera muy directa". El pequeño exjugador catalán -afincado ya desde hace años en Vitoria y socio albiazul- ve ciertas similitudes con la anterior etapa del director deportivo en el club. "Entonces también existía la obligación de ascender porque se llevaban varios años disputando el play off y supo rodearse de gente de confianza y hacer un equipo mezclando gente joven con hambre por crecer y otros con más experiencia que dio muy buen resultado. Ahora yo creo que puede hacer algo parecido y seguro que sabe encontrar el perfil de futbolista que sepa aguantar la presión que implica jugar en El Glorioso", apunta.
E n aquel grupo de hace casi veinte años estaba también Iñaki Berruet, que más tarde tuvo a Zubillaga de entrenador en el Real Unión, entidad de la que actualmente es secretario técnico. "Si algo tiene es que es un trabajador enorme y siempre está pensando en algo para tratar de mejorar el equipo. Es un gran profesional, innovador en muchas cosas y le gusta ser metódico para poder contar con todo organizado. En el trato con los jugadores es correcto, tal vez un poco distante, pero es lógico cuando se trata del director deportivo. Lo que sí hace es ser muy directo y decir las cosas muy claras a la cara, que en este mundo del fútbol se agradece enormemente", desvela el antiguo central albiazul.
En este último aspecto coincide plenamente con Gaspar Gálvez, con quien Zubillaga compartió experiencia en el Córdoba hasta hace apenas un año. "Le gusta mantener las distancias con los jugadores pero cuando tiene que decir algo lo hace directamente. Dedica las veinticuatro horas del día al trabajo y suele encontrar futbolistas interesantes para fichar. Aquí le tocó vivir una etapa un poco convulsa del club y aún así hizo un gran trabajo", asegura.