Vitoria. Se hizo popular hace algunos años en los recintos feriales un juego en el que un puñado de camellos de metal competían en una carrera de la que sólo uno podía salir victorioso. El mecanismo del juego era sencillo. Los participantes debían lanzar unas pelotas a unos agujeros incrustados en unas plataformas con pendiente y en función de el hueco por el que caían las bolas, cada camello avanzaba más o menos distancia. Amorebieta, Alavés y Logroñés han adoptado joroba en este tramo final de la temporada. Como los camellos de la feria, pelean por esa cuarta posición que concede el derecho a disputar el play off de ascenso a Segunda y que todavía no tiene dueño. Cada uno va a su ritmo. Así, mientras vizcaínos y vitorianos parecen incapaces de sumar varias buenas tiradas consecutivas, el equipo riojano avanza a toda velocidad a un destino hacia el que pudo arrancar demasiado tarde. Con dos jornadas por jugarse y un duelo directo entre Amorebieta y Logroñés este domingo en Urritxe, todavía todo parece posible, aunque para el Alavés, que llega desfondado a las últimas dunas, hay un espejo muy claro en el que mirarse para conservar la fe al menos una semana más: lo que pasó hace tan sólo unos meses, en la penúltima jornada de la primera vuelta del campeonato.
Si se repitieran los resultados que arrojó la jornada decimoctava, el equipo de José Carlos Granero se apropiaría de esa última plaza para las eliminatorias de ascenso antes de la disputa del último partido. Está claro que se trata de un ejercicio de pura ficción, pero los antencedentes tendrán su peso en la disputa de las dos últimas fechas del torneo, dado que los incentivos económicos -las primas- y los objetivos por los que cada equipo pelea aún pueden equilibrar las fuerzas y lograr que todos los pronósticos escritos a priori se conviertan en mero papel mojado.
El Alavés, que parte con la idea de beneficiarse de ese enfrentamiento directo entre los dos otros dos aspirantes, afronta un calendario complicado. Recibe el domingo al Mirandés, el líder, el mejor equipo del lote, y después debe asumir una complicada excursión a Torrelavega para medirse a una Gimnástica que se hace fuerte en su feudo. Más allá de que los más optimistas hagan cuentas y esperen cuantos tropiezos sean posibles por parte de Amorebieta y Logroñés, lo cierto es que al equipo albiazul no le queda más remedio que sacar adelante sus dos partidos para tener opción de acabar el curso con ese honroso cuarto puesto.
A partir de ahí puede pasar cualquier cosa, pero el primer compromiso ineludible de los pupilos de José Carlos Granero, que llegan muy justos de gasolina al tramo final, pasa por asegurar sus victorias antes de entrar en cábalas que en semanas precedentes han fallado precisamente porque no se ha cumplido la primera de las premisas, que no era otra que el propio Glorioso fuera capaz de hacer sus deberes.
En la primera vuelta, como viene siendo habitual, los hizo a medias. En el último partido del año, a puertas de las vacaciones navideñas, el cuadro gasteiztarra asaltó contra todo pronóstico el campo de Anduva. Un tanto de Gorka Azkorra, que se estrenaba como goleador con la zamarra albiazul, supuso la primera derrota de un Mirandés que hasta esa fecha se mantenía como el único equipo de las tres primeras categorías del fútbol estatal al que nadie había sido capaz de tumbar.
Dos semanas más tarde, el 7 de enero, un Alavés ataviado de verde para conmemorar la capitalidad europea de Vitoria, recibió en Mendizorroza a la Gimnástica. No pudo pasar del empate. Sumó cuatro puntos que se antojan del todo insuficientes y que en el peor de los casos podrían incluso dejar al Alavés fuera de la quinta plaza que ahora ocupa y que le permitiría disputar la próxima edición de la Copa del Rey.
Si Amorebieta y Logroñés emularan también los resultados que obtuvieron en los dos últimos choques de la fase de ida, el Amorebieta conservaría la plaza de play off. En aquellas dos jornadas que cerraban y abrían año, tanto Amorebieta como Logroñés acumularon cada uno tres puntos, tras imponerse los riojanos en el duelo directo de Las Gaunas.
Pase lo que pase en Urritxe, el equipo albiazul no puede en absoluto confiarse. El Amorebieta se ha mostrado muy fuerte en Urritxe, donde sólo ha perdido un partido (ante el Eibar) en todo el curso. Y el Logroñés no le anda a la zaga. Tras sumar ocho victorias en sus nueve últimos compromisos, las últimas cinco consecutivas, amenaza con no conformarse con el papel de juez. Los riojanos, a un sólo punto del Alavés, lo rebasarían si saldan con victoria sus dos partidos y los albiazules no logran hacer lo propio. Los camellos se aproximan a la recta final. Al Alavés sólo le valdrá con acertar sus dos últimas bolas en el rojo.