Vitoria. Uno de los aspectos que todos los implicados tendrán que sentarse a analizar en cuanto concluya la temporada, que amenaza con ser bastante pronto, es el deplorable estado físico que gran parte de la plantilla ha presentado a lo largo de buena parte del curso. La imagen mostrada por el equipo albiazul en la segunda parte del choque en Ponferrada, unida a las posteriores manifestaciones de José Carlos Granero indicando que el equipo no tiene más fuelle, suponen el último capítulo de esta particular tragedia que habla muy mal tanto de la planificación de la campaña como del nivel de resistencia física de algunos jugadores y su constante tendencia a caer lesionados.
Parte de culpa en esta situación cabe asignarla a una pretemporada en la que no se dieron las circunstancias necesarias para que el equipo trabajase en condiciones, aunque no menos cierto es que tiempo ha habido de sobra para remediar esa falta de sesiones de entrenamiento que se produjo en los meses de julio y agosto.
Otra situación agravante es la constante aparición de lesiones, sobre todo de tipo muscular, el ciertos jugadores de la plantilla que han demostrado una preocupante tendencia a estar en el dique seco. Puede ser esto causa de una mala preparación, pero también puede residir la causa en unas condiciones físicas propias de los futbolistas que no son adecuadas y que les llevan a romperse cuando el grado de exigencia se incrementa.
Esta plaga de lesiones ha tenido como consecuencia la sobrecarga de esfuerzos para otros jugadores que estando en buena condición física se han visto obligados a soportar una mayor carga de minutos en los partidos por la ausencia de relevos. En más de una ocasión, sobre todo desde la llegada de Granero, se ha presentado el Alavés con las piezas justas para completar una convocatoria e, incluso, en ocasiones ha habido que echar mano del filial para llegar a dieciséis.
La combinación de todos estos argumentos -el estudio de los mismos y la toma de decisiones quedará en manos de los responsables de la parcela deportiva cuando concluya la temporada- ha propiciado que el conjunto alavesista alcance el momento decisivo del curso en un estado físico que no parece el adecuado para afrontar la exigencia de la competición. El nivel del equipo en este sentido no ha sido descollante en ningún momento, pero llama la atención la actual incapacidad de estirar el esfuerzo máximo más allá de 45 minutos.