Vitoria. El lateral izquierdo de la defensa albiazul lleva siendo el caballo de batalla del equipo casi desde el arranque de la temporada. Hasta tres inquilinos ha tenido hasta la fecha esa demarcación que a lo largo de las últimas temporadas se ha convertido en el particular agujero negro de la plantilla y el próximo domingo en Ponferrada José Carlos Granero podría echar mano de un nuevo relevo para intentar taponar ese agujero que tantos problemas viene creando a lo largo de los últimos años. Como ya ocurriera la pasada campaña de la mano de Miguel Ángel Álvarez Tomé, el actual preparador alavesista también parece decidido a echar mano de Jon Moya para cubrir esa demarcación, desplazando a la banda al habitual central vizcaíno.

En la sesión de entrenamiento matinal de ayer en Ibaia, en la que Granero comenzó a perfilar aspectos tácticos de cara al compromiso del domingo en tierras bercianas, Moya actuó de manera permanente en el lateral izquierdo, una posición en la que también se desempeñó un Dani López que estaba llamado al inicio del curso a ocupar la titularidad de manera indiscutible y cuya trascendencia dentro del bloque ha ido mermando con el paso de las semanas sin haber llegado a ser importante en ningún momento de la temporada.

El jugador que venía siendo habitual en los últimos partidos en dicha demarcación, Asier Salcedo, hubo de quedarse ayer de nuevo en el gimnasio por culpa de una contractura en el cuádriceps que le convierte en seria duda de cara al partido del domingo. Ante la más que probable ausencia del vitoriano, Granero se verá obligado a retocar la zaga con la que había afrontado los últimos partidos.

En este sentido, y vista la nula confianza que existe en la figura de Dani López, el técnico valenciano ensayó ayer la opción de desplazar a Moya a la banda, una idea que tiene asentada en la cabeza desde hace tiempo pero que por unas u otras razones no había podido aplicar. El regreso del lesionado Luis Prieto al eje de la zaga permite esta variación en los puestos, quedando el flanco derecho de la zaga de nuevo en manos de Óscar Rubio y Quintanilla, dos de los mejores últimamente.

Para Moya el hecho de desplazarse a la banda no supone ninguna novedad. Sin ir más lejos, la pasada temporada ya le tocó intercambiarse el puesto con Jorge Morcillo, regresando de esta manera a la demarcación en la que destacó en sus inicios como futbolista, ya que antes de su paso por el Lleida, donde se reconvirtió en central, siempre había actuado en el lateral izquierdo, destacando por su gran recorrido.

Si finalmente le toca actuar a Moya por el carril zurdo de la banda, será el cuarto jugador alavesista que se desempeñe por dicha demarcación, ya que a los anteriormente mencionados Dani López y Salcedo hay que añadir la esporádica aparición de Marc Fachan. La evidencia, en todo caso, de que la planificación para cubrir ese puesto ha fallado al no responder de manera adecuada el jugador que estaba llamado a asumir casi toda la responsabilidad y llevar el peso de los minutos, un Dani López que ha defraudado en Vitoria a pesar de su notable pasado en Segunda División.

El asturiano estaba llamado a solventar los enormes problemas que el Alavés ha tenido en esa demarcación a lo largo de las últimas campañas, en las que solo Albacar y Raúl Llorente han dado cierto nivel en una posición en el campo que parece maldita (Javi Casas, Tarantino, Poli Fernández...) para la entidad del Paseo de Cervantes, prácticamente incapaz en los últimos tiempos de atinar con un futbolista que juegue bien de manera regular en el lateral izquierdo.