Vitoria. El Deportivo Alavés se ha caracterizado a lo largo de la presente temporada por ser un equipo bastante extraño, capaz en ocasiones de levantar partidos que parecían imposibles y también de dejar escapar muchas victorias que parecían aseguradas por hallarse en situaciones favorables. Desgraciadamente para los intereses del equipo de José Carlos Granero, el empate de ayer frente al Salamanca es un ejemplo de esa tendencia de ver volar puntos que ya casi se encontraban añadidos a un casillero albiazul que anda escaso de los mismos. Esa dificultad para manejarse con rentas cortas a favor se ha convertido en una lacra insalvable para un equipo que es incapaz de nadar y guardar la ropa al mismo tiempo.

El episodio de ayer contra el Salamanca, que consiguió empatar en el minuto 85 sin apenas haber generado ocasión de peligro alguna, viene a reafirmar las carencias que tiene este equipo para dormir los partidos cuando el marcador le es favorable. No entiende de términos medios este Alavés. Tampoco de manejar los tiempos del juego. No precisaba ayer irse a tumba abierta al ataque cuando iba 2-1 en el marcador. No era necesario ese tercer gol que se paladeó en un par de ocasiones. Y, sin embargo, la insistencia fue tal que el cuadro albiazul acabó descuidando una labor, la defensiva, en la que debía haber puesto mil ojos.

El dominio del otro fútbol es una tarea que le queda pendiente a este equipo. Hay momentos para correr y momentos para disminuir las revoluciones. Hay instantes en los que hay que circular rápido el balón y otros en los que se puede mover pausadamente sin necesidad de caer en riesgos.

No acaba de entender este equipo que cuando se va por delante en el marcador es el momento de la pausa, de sobar el balón hasta el hartazgo y de juntar líneas intentando minimizar los espacios. Volvió a errar ayer el Alavés en todas estas tareas y de todas sus precipitaciones sacó provecho el Salamanca, que también en la primera vuelta fue protagonista de una actuación similar al conseguir otro empate cuando los albiazules habían logrado darle la vuelta al marcador.

Pero el conjunto charro no ha sido el único que ha sacado partido de estos problemas que tiene el conjunto vitoriano para manejar los partidos en los que la renta es mínima. Ya en la primera jornada de la temporada, ante Osasuna B, se perdieron dos puntos en el descuento, una sangría que posteriormente se ha repetido hasta en diez ocasiones, siendo la más sangrante de ellas la vivida en Urritxe ante el Amorebieta, donde se dejaron escapar dos goles de renta para acabar firmando una igualada que ahora es mortal.