Vitoria. Asegura el refrán que a quien madruga Dios le ayuda y el Deportivo Alavés ha demostrado que en su caso esa afirmación es una realidad. En el mundo del fútbol marcar primero y hacerlo rápido supone una ventaja enorme. En el caso del equipo de José Carlos Granero, esta situación se vuelve trascendental. Si no consigue perforar la meta del rival en los primeros minutos de cada compromiso, el cuadro albiazul generalmente se atasca y no es capaz de generar nada positivo, en este caso goles, hasta que se lanza a la desesperada en busca de esa diana en los minutos finales. Como si el tramo intermedio de los partidos apenas existiese para el conjunto vitoriano, su efectividad sale a relucir principalmente en los arranques o en los epílogos. Eso sí, cuando no es capaz de adelantarse en los primeros minutos, el conjunto dirigido por Granero lo pasa realmente mal.

Doce son ya los compromisos que acumula el técnico valenciano en el banquillo albiazul y se puede comprobar que esta tendencia se repite constantemente. O el Alavés marca al principio o tiene que aguardar hasta los minutos finales para conseguir su objetivo de batir la meta del rival, casi siempre a la desesperada en busca de un empate o de una victoria que nunca en su etapa se ha producido en esos instantes definitivos de los partidos.

En el lado positivo, el de los desequilibrios generados en los inicios de los partidos, hay ejemplos desde el primer día. El debut del entrenador levantino en la visita a Palencia fue el primer episodio de este guión que posteriormente se ha ido repitiendo hasta en seis ocasiones.

En La Nueva Balastera el cuadro albiazul estrenó su marcador en el minuto 10 y sentenció el partido casi de seguido en una primera parte sublime. Situaciones similares, todas ellas victoriosas, se vivieron ante Burgos (minuto 18), Mirandés (minuto 11) y Osasuna B (minuto 4). Solo ante el Logroñés, en el que hubo que esperar hasta el minuto 32 para ver el primer gol albiazul, se vio modificado este guión que se ha mantenido constante en las otras cuatro victorias que ha cosechado Granero como preparador del Alavés. Eso sí, lo que se repite siempre es la ventaja inicial y el hecho de dejar al rival a cero.

También en dos compromisos que se saldaron con empate, los disputados ante Sestao River y Lemona, el Alavés fue capaz de adelantarse nada más empezar el partido para después no ser capaz de reaccionar a la igualada del rival. Ante los sestaoarras el gol llegó en el minuto 4 y frente a los cementeros, en el 5. Eso sí, tras las dianas de la igualada de ambos equipos vizcaínos (minutos 23 y 21, respectivamente), el cuadro albiazul no fue capaz de reaccionar para llevarse la victoria, llegando a desaprovechar incluso en Arlonagusia un penalti.

Las cifras evidencian que cuando el Alavés consigue adelantarse en el marcador con cierta celeridad se convierte en un equipo prácticamente inaccesible, mortal para sus rivales como bien certifican sus cinco victorias y dos empates cuando ha marcado primero y pronto.

Chocan estas cifras con la falta de efectividad que el equipo evidencia en los partidos en los que no se gana una pronta ventaja. Cuando el gol no madruga, El Glorioso sufre. Como si el episodio central de sus compromisos no existiese, tras esa habitualmente intensiva búsqueda de la portería rival durante los primeros minutos, el equipo se desinfla hasta casi el final si no es capaz de encontrar su objetivo.

Preocupante balance Si los números resultan brillantes cuando el Alavés consigue ponerse por delante pronto, las cifras se vuelven preocupantes cuando este hecho no se produce. O le toca esperar casi hasta el final de los partidos o, definitivamente, no es capaz de conseguir gol alguno. Hasta en cinco ocasiones le ha pasado algo similar y el balance es deplorable: cuatro empates y la única derrota que atesora Granero desde su desembarco en el banquillo vitoriano.

Contra Salamanca y Gimnástica el cuadro albiazul no fue capaz de perforar la meta rival hasta los minutos finales. Fue el partido ante el cuadro charro el más extraño en este sentido en la etapa del preparador valenciano, ya que tras voltear el marcador con goles en los minutos 79 y 81 el cuadro vitoriano no fue capaz de guardar los tres puntos y al final se vio igualado. En cambio, ante la Gimnástica fue capaz de rescatar un punto sobre la bocina con gol en el minuto 90.

En los empates ante Bilbao Athletic y el último ante la Real Sociedad B el Alavés no fue capaz de marcar, lo mismo que le ocurrió en su única derrota con Granero, la sufrida ante la Ponferradina.

En estos cinco compromisos en los que no se ha adelantado y no ha conseguido sumar los tres puntos, a los que hay que unir los ya mencionados empates ante Sestao y Lemona después de verse igualado en el marcador tras la ventaja inicial, el conjunto alavesista ha evidenciado los enormes problemas que tiene para desenvolverse en los partidos que no se le ponen cuesta abajo prematuramente.

Además, en muchos de estos partidos la ausencia de goles no ha sido causada por la falta de acierto. Muy al contrario. Ante Ponferradina, Gimnástica y Real B sobraron dedos para contabilizar las ocasiones, lo que hace todavía más patente ese problema que arrastra este Alavés cuando no es capaz de despertar su instinto goleador temprano.