Vitoria. La línea está marcada con claridad. No hay marcha atrás posible. Si la pasada semana fue José Carlos Granero quien se encargó -en las charlas privadas con sus discípulos y también en los sorprendentes gestos públicos como el de la ducha de castigo en la sesión preparatoria del viernes- de mostrar una y otra vez cuál debía ser el camino a seguir por el equipo para poder tener opciones de cerrar la temporada con éxito, ayer fue Dani Barroso quien insistió con vehemencia en ese discurso. Y es que lo sucedido hace dos jornadas en Mendizorroza frente a la Gimnástica de Torrelavega encendió las alarmas de todos los estamentos albiazules y parece haberse convertido en la referencia que todos quieren tener muy presente. No precisamente por positiva, sino todo lo contrario. Por eso, el director deportivo alavesista no se anduvo ayer con paños calientes para advertir que lo sucedido en ese choque no se puede volver a "repetir".

No tanto por el resultado final que tratándose de un deporte siempre caprichoso no se puede asegurar de ninguna manera sino por la manera en la que el combinado del Paseo de Cervantes afrontó ese compromiso. Con el firme deseo de que el desastre ante el conjunto cántabro haya supuesto alcanzar el suelo de los despropósitos y la reacción ofrecida el pasado domingo ante Osasuna B el inicio de un nuevo Deportivo Alavés, Barroso esbozó con trazos firmes el boceto de lo que deben ofrecer a partir de ahora los integrantes del combinado vitoriano.

En este sentido, arrancó construyendo su discurso sobre lo que bajo ningún concepto puede volver a acompañar a las comparecencias albiazules. Es decir, nada de la falta de tensión, apatía y nula personalidad que presenciaron en directo los aficionados que acudieron a Mendizorroza en el último encuentro de la primera vuelta.

A partir de ahí, comenzó la suma de mejoras que deben hacer de este Glorioso un serio candidato al ascenso. Al menos, para esto también encontró el secretario técnico un ejemplo cercano. Y es que, tras el fiasco ante la Gimnástica de Torrelavega, el equipo supo reaccionar y el pasado domingo ofreció una versión muy mejorada que no solo le sirvió para sumar los tres puntos en su duelo contra Osasuna B sino que también le permitió recuperar parte de la confianza de sus entonces alicaídos aficionados.

Dominador Para ello, el combinado del Paseo de Cervantes experimentó una metamorfosis que, según advirtió Dani Barroso, debe convertirse en definitiva. "Lo mínimo que podemos exigir a este equipo, y más en Mendizorroza, es que afronte los partidos con la intención, con la intensidad y con el riesgo y la personalidad con la que lo hizo el otro día frente a Osasuna B. Cualquier otra cosa o partidos como el de la Gimnástica es lo que no queremos ver nadie en este Alavés. Después ganar o no dependerá de muchos factores que no se pueden controlar pero hay que tener claro que no sea nunca por no mostrar esa intención y esa intensidad del domingo".

Cuestionado sobre la reprimenda pública que Granero dispensó a sus jugadores y el efecto que ella pudo tener en la reacción del equipo el pasado domingo, el secretario técnico realizó una lectura positiva. "Carlos fue inteligente. Hasta el viernes todo lo que yo conocía era que el equipo había entrenado excelente", significó. Por último, Barroso quiso dejar claro que el Deportivo Alavés conserva todas sus opciones de futuro abiertas siempre y cuando no abandone el camino que acaba de comenzar a transitar. "Nuestra Liga empezaba con Osasuna porque seguimos vivos y prácticamente igual que en la primera jornada. Hay una diferencia, que antes los errores tenías más tiempo para corregirlos y ahora cualquiera que cometamos te va dando una situación más complicada pero tenemos todas las opciones".