vitoria. Durante esta atípica semana en la que el Deportivo Alavés ha tenido que afrontar tres compromisos, José Carlos Granero ya se había encargado de dejar muy claro que la visita del Burgos a Mendizorroza era la que más preocupación le producía. Pese a la condición de colista de la escuadra castellana, el preparador albiazul estaba convencido de que podía convertirse en un partido trampa y por eso aleccionó por activa y por pasiva a sus discípulos para evitarlo. Tras conquistar sobre el césped la imprescindible victoria que reclamaba, el técnico valenciano insistió en esta situación.
"Este partido era el que más inquietud me generaba porque debía servir para calibrar si lo que ha trabajado el equipo durante todo este tiempo había servido y la verdad es que estoy tranquilo porque ha sabido responder", resumió Granero. De esta manera, el máximo responsable del banquillo local de Mendizorroza no ocultó su satisfacción por el comportamiento de sus jugadores y les regaló unas poco habituales alabanzas.
"No puedo pedir más a este grupo. Desde que he llegado me están dando todo lo que tienen y este resultado supone la confirmación del trabajo y seguir dando pasos hacia adelante. Nos refuerza y continuamos creciendo", significó el entrenador albiazul.
Dentro de este proceso de crecimiento que está obligado a protagonizar el equipo para recuperar el terreno perdido en el inicio de la competición, Granero echó un vistazo al calendario cercano, que depara complicados enfrentamientos consecutivos ante Salamanca, Ponferradina y Mirandés al conjunto de Mendizorroza. "Tengo ganas de que lleguen esos partidos. Será una buena prueba para calibrar antes de Navidad el verdadero potencial del Alavés y cómo nos encontramos realmente. Pero para poder llegar a ese punto teníamos que hacer antes los deberes y lo hemos conseguido. El equipo está ahora en una dinámica diferente", concluyó. La otra cara de la moneda la ofreció su predecesor en el cargo y actual entrenador del Burgos. Miguel Ángel Álvarez Tomé no puso objecciones al triunfo vitoriano y reprochó a su equipo un exceso de blandura. "En la primera parte no hemos estado mal pero el partido lo marca el 2-0, que ha sido un regalo nuestro. Nos ha faltado agresividad, intensidad y contundencia en las dos áreas. El Alavés, que ha estado bien, ha llegado poco y nos ha hecho tres goles mientras que nosotros nos hemos acercado bastante pero sin hacer apenas peligro", apuntó.