Vitoria. El cambio que ha vivido el Deportivo Alavés desde la llegada de José Carlos Granero se evidencia con la simple visión del partido del pasado miércoles contra el Bilbao Athletic. Con todas las circunstancias especiales con las que se presentaba dicho compromiso y la plaga de ausencias habitual ya en el conjunto vitoriano, El Glorioso protagonizó el mejor partido en lo que va de temporada y, pese al empate final, demostró a toda su afición que con un poco más de tiempo y algún retoque en el mercado invernal puede tener hechuras de equipo aspirante al ascenso. Esa mejoría en el apartado colectivo ha propiciado también el incremento del rendimiento individual de varios jugadores que anteriormente, incluso, ni siquiera disfrutaban de oportunidades.

En Lezama, el Alavés se acercó mucho a lo que Granero aspira a sacar de este equipo. Si la preocupación emanaba de las palabras del valenciano, por ejemplo, tras la bochornosa segunda parte contra el Sestao River en Mendizorroza, las alocuciones del técnico tras el partido del miércoles han dejado entrever su satisfacción por la mejoría demostrada por el equipo en un exiguo margen de tiempo.

El técnico ha comenzado el edificio desde los cimientos y, ahora sí, el conjunto albiazul ha dejado claro que su portería no es accesible para cualquiera. Enterrados parecen ya los fallos comunes en el inicio del curso que tantos puntos costaron. Un Rangel siempre notable se ve ahora perfectamente pertrechado por una zaga mucho mejor ajustada y en la que algunos cambios han resultado fundamentales.

Uno de ellos ha sido la irrupción de Jon Moya, relegado a la suplencia anteriormente, como perenne central izquierdo. El segundo, la reubicación de Alex Quintanilla en el eje de la zaga. Estas dos variaciones han hecho ganar al equipo en seguridad y contundencia, no llegándose a echar de menos una ausencia tan destacada como la de Luis Prieto. En este sentido, otra baja importante como la de Fachan comienza ya a pasar desapercibida. Óscar Rubio empieza a recordar al futbolista que fue y, tras su mal inicio de curso, en Lezama dejó claro que puede dar mucho más de sí. En el otro lado de la balanza se encuentra Aridane, quien no parece que vaya a contar mucho cuando los lesionados vuelvan al equipo. La única duda sigue radicando en un lateral izquierdo en el que Granero no acaba de apostar nítidamente por un jugador, ya que la alternancia entre Dani López y Salcedo ha sido una constante.

enorme presión Pero no solo de una buena defensa depende la seguridad atrás de un equipo. Una de las máximas de Granero es la presión desde zonas muy adelantadas y esta exigencia lleva un tiempo asumirla desde el punto de vista táctico y, sobre todo, desde la vertiente física. El incremento exigido en la intensidad ha podido pasar factura al equipo en algunos partidos, pero en los compromisos ante Logroñés, Lemona y Bilbao Athletic los jugadores llegaron muy enteros al final y fue en esa fase cuando disfrutaron de sus mejores oportunidades. Por desgracia, particularmente en los dos últimos compromisos, ha sido el acierto el que ha dado la espalda al Alavés en sus últimas comparecencias, no llegando el gol por falta de puntería y no por ausencia de claras ocasiones.

Granero ha convertido a Lázaro en el pulmón del equipo en el centro del campo, dando una mayor libertad a Indiano. Eso sí, también ha quedado claro que el valenciano quiere recuperar a Javi Rubio, desapercibido toda la temporada, y en cuanto ha podido le ha otorgado la titularidad. Por desgracia, el centrocampista ha evidenciado que no atraviesa por sus mejores días convirtiéndose en un nuevo reto de jugador a recuperar para el técnico, proceso similar al que se se está dando con un Azkorra al que cada vez se ve mejor pero al que sigue faltando el gol.

En este sentido, y al igual que ocurre en el entramado defensivo, en la vanguardia también ha demostrado Granero que es capaz de sacar lo mejor de jugadores que parecían perdidos para la causa después de un inicio de curso horripilante. Ahí está el ejemplo de Dennis, de quien ni siquiera se habían visto chispazos hasta la llegada del valenciano. Ahora se ha mostrado como una pieza útil, lo mismo que un Luisma que cada vez aprovecha mejor sus oportunidades sobre el césped.

La mejoría ha sido evidente, y eso a pesar de contar durante las últimas semanas con las bajas de destacados referentes del equipo. Ahora el objetivo es sumar a los Prieto, Javi Rubio y Casares a la dinámica positiva del equipo para conseguir, al fin, la regularidad en las victorias, el objetivo que falta.