Vitoria. La del sábado no fue la mejor noche en la vida de Alex Quintanilla. El control antidopaje al que hubo de someterse el jugador bilbaíno, mismo trance por el que tuvo que atravesar Dennis Nájera, le obligó a beber muchos más litros de líquido de los recomendables y su sueño se vio interrumpido en varias ocasiones para visitar un baño al que tanto le había costado acudir cuando el doctor así lo requería. Pese a estos inconvenientes, Quintanilla estaba ayer contento por el buen rendimiento mostrado por el equipo.

"El equipo dio más sensación de equipo, de ser más aguerrido y daba la impresión de que era muy difícil que nos hicieran daño porque ni siquiera nos tiraron a puerta. Esa defensa tiene que ser la base para ir hacia arriba. Era la victoria en casa que buscábamos y es un paso en firme para seguir creciendo", indicó el bilbaíno tras el entrenamiento matinal de ayer en Ibaia.

Reconvertido a central, Quintanilla reconoce sentirse "a gusto e intentando hacer las cosas fáciles" en su nueva demarcación y también destaca la capacidad del equipo para saber sobreponerse a las dificultades que plantean los rivales: "En los primeros veinte minutos de la segunda parte ellos cogieron un poco más el control del partido, pero también hay que saber encajar y tener claro lo que hay que hacer en esos momentos difíciles. Hay que saber encajar porque luego vas a tener tu oportunidad y tienes que aprovecharla".

Tras esta victoria, el bilbaíno apuesta por darle continuidad a la buena racha en los tres partidos consecutivos que ahora tiene que afrontar el Alavés: "Es una oportunidad para meternos arriba definitivamente. Van a ser partidos muy diferentes entre sí. Primero tenemos que ir al campo del Lemona, después viene el partido contra el Athletic que es especial porque solo son cincuenta minutos y luego volvemos a Mendizorroza, donde todo es distinto. Tenemos que saber qué hacer en cada sitio y competir".