vitoria. Los aficionados más veteranos quizá recuerden al nuevo entrenador del Deportivo Alavés más por su etapa como jugador que como entrenador. En sus buenos tiempos, José Carlos Granero ocupó el lateral diestro de equipos del Valencia -durante nada menos que ocho años- o el Recreativo de Huelva, donde llegó en 1986 para trabajar bajo las órdenes del mítico técnico uruguayo Víctor Espárrago. Pero el destino, siempre caprichoso, quiso recientemente que el apellido Granero retornara el pasado mes de enero al césped del Nuevo Colombino. No de la mano del hombre encargado de reflotar ahora la nave albiazul, sino de su hijo. Borja Granero, orgullo primogénito de un hombre que, según sus palabras, ha dedicado toda su "vida al fútbol", forma parte ahora de la plantilla del Recreativo tras abandonar la cantera del Valencia. De hecho, después de ser destituido de la Ponferradina, el técnico de la escuadra vitoriana ha dedicado gran parte de su tiempo a viajar hasta tierras andaluzas para seguir en vivo las evoluciones de su hijo.

el héroe del ascenso Aficionado del Valencia, como no podía ser de otra forma tras jugar durante ocho años en la escuadra levantina, José Carlos Granero entrenó en el Alicante a exalbiazules como Jorge Azkoitia o Iñigo Kalderon. Aunque parte de la afición del Alicante no le perdona su paso por el Hércules, su gran rival, la mayoría de los seguidores alicantinos siempre agradecerán a su exentrenador haber sido capaz de llevarles a la Segunda División después de permanecer durante nada menos que cincuenta años fuera del fútbol profesional. Más defensivo que lanzado al ataque en sus planteamientos futbolísticos, su vitola de hombre duro en el vestuario pero capaz de sacar el máximo partido a sus jugadores es su mejor carta de presentación.