Vitoria. Las opciones eran muchas y muy diversas, pero finalmente una de ellas ha adelantado al resto por la izquierda, y no por casualidad. Tras sopesar en los últimos días un sinfín de posibilidades, desde ofrecimientos sorprendentes hasta nombres que a última hora intentaban aún convencer al Alavés para que cambiara de opinión, el consejo de administración albiazul ha acabado por escuchar la voz de su director deportivo, Dani Barroso, para apostar por un hombre de plena confianza del responsable alavesista. Un entrenador al que le une una estrecha relación desde hace años y que hoy aterrizará en Vitoria para unirse al proyecto confeccionado este verano por Barroso. José Carlos Granero, entrenador de 48 años conocido por su trayectoria en el Alicante o de forma más reciente en la Ponferradina, cerró a última hora de ayer los últimos flecos de su aterrizaje en Mendizorroza y, salvo demora, su fichaje se oficializará durante las próximas horas -la plantilla dispone hoy de un día de descanso- y mañana el nuevo dueño del banquillo albiazul vivirá su primer día en su cargo en el entrenamiento matutino en Ibaia.
El principal punto de fricción que ambas partes mantenían ayer era la duración del contrato que unirá a Granero, con ocho ascensos a sus espaldas -dos de ellos a Segunda División-, con un Alavés cuya principal intención pasaba por no hipotecar el equipo de la próxima temporada en pleno mes de octubre de la actual. Y es que el preparador nacido en Chella solicitaba un contrato por lo que resta de temporada y la próxima, mientras que el club, sin embargo, se mostraba dubitativo a la hora de aceptar dicho requerimiento. Con todo, fuentes cercanas al técnico aseguraron ayer a este periódico que la duración de dicho contrato no iba a ser en última instancia un impedimento que diera al traste con la operación.
Granero, por encima de otras cuestiones, está ansioso por aceptar el reto que se le presenta, como ya hiciera hace cuatro años cuando tomó las riendas del Alicante. Con la escuadra alicantina consiguió ascender a Segunda División la temporada 2007-08 y posteriormente ambos vivirían su particular idilio en el siguiente curso. Empezó la temporada sentado en el banquillo para ser destituido tras la séptima jornada y su puesto fue ocupado sucesivamente por Asier Garitano, Nino Lema, Manolo Jiménez... y el propio Granero, que recuperó su mismo cargo apenas unas semanas después de haber sido fulminantemente despedido. La directiva del Alicante admitió entonces que se había equivocado con su decisión, y la enmendó de una forma poco habitual en el mundo del fútbol.
Tras dejar atrás su experiencia en el Alicante, hace dos temporadas Granero ficha por la Ponferradina, con la que de nuevo consigue subir un peldaño más, hasta la Segunda División, aunque el público del conjunto leonés reprochaba a su equipo un juego excesivamente a la defensiva que, aun así, le llevó a imponer su dominio en la Segunda B. Su etapa en la Ponferradina concluyó el pasado 4 de enero y desde entonces, aunque su nombre ha sonado incluso para algún banquillo de Primera División, ha permanecido sin trabajo.
Ahora con Dani Barroso como principal valedor, José Carlos Granero acepta la propuesta albiazul para intentar refrendar en Vitoria el que durante estos años ha sido su sobrenombre futbolístico, el doctor ascenso. Su fichaje es, a priori, una apuesta con bajo nivel de riesgo para los responsables vitorianos. Un perfil casi opuesto al del ya destituido Luis de la Fuente con el que el Alavés busca deshacer el camino andado y empezar de cero nueve jornadas después.