Vitoria. El particular via crucis que está atravesando el Deportivo Alavés vivirá mañana su segunda estación. Lo que a priori podría presentarse como un partido más es mucho más importante de lo que parece. En las oficinas del Paseo de Cervantes se lleva ya tiempo soñando con alcanzar la cuarta eliminatoria de la Copa, con todo lo que ello conlleva, y por eso la victoria en Albacete es impepinable. Un fracaso en el estadio Carlos Belmonte provocaría encender definitivamente la mecha para dinamitar la actual estructura técnica del club y, además, conllevaría la pérdida de la posibilidad de conseguir unos ingresos no previstos que vendrían de perlas a las arcas de un club que, aunque un poco más saneadas, continúan bajo mínimos.

Desde el punto de vista meramente deportivo, la tesitura es bastante clara. A nadie escapa que el arranque de temporada que ha protagonizado el Alavés no ha resultado para nada satisfactorio para sus dirigentes y el triunfo ante la Gimnástica Segoviana no ha servido para que la confianza en el entrenador suba enteros. Luis de la Fuente inició esta particular semana con tres compromisos y números rojos en el crédito de la confianza y en la misma tesitura sigue después de una victoria en La Albuera que ha supuesto la suma de tres puntos pero poca cosa más.

A la directiva albiazul no le convenció, ni de lejos, el fútbol desplegado por el equipo en Segovia ante un oponente eminentemente inferior al cuadro vitoriano. El Alavés perpetró uno de sus peores partidos de la temporada. Y eso que superar esperpentos anteriores era ciertamente complicado. El acierto de Sendoa en un lanzamiento y la actuación salvadora de Rangel al detener un penalti cuando el tiempo expiraba fueron los que salvaron a De la Fuente de tener que hacer las maletas para abandonar Vitoria mucho antes de lo previsto.

La victoria fue lo único que salvó al técnico de Haro, pero las malas sensaciones que dejó el equipo, de nuevo con un sabor demasiado amargo para lo que de él se espera, hicieron que de nada le sirviese el triunfo al entrenador para recuperar puntos de cara a la directiva. El propio presidente, Avelino Fernández de Quincoces, dejaba claro a pie de campo que el equipo necesita de un cambio radical de imagen, juego y resultados. Y ese giro debe darse en Albacete, ya que, de lo contrario, el golpe de timón lo dará la directiva.

Premio gordo Pero no solo por la complicada situación de De la Fuente es clave la cita de mañana en Albacete. La fecha del 12 de octubre, amén de la festividad de El Pilar, lleva mucho tiempo marcada en rojo en el particular calendario alavesista. Superada la primera eliminatoria de la Copa del Rey por quedar exento en el sorteo y con la perspectiva de eliminar a un oponente de menor categoría en la segunda ronda como finalmente, aunque con apuros, sucedió con el UCAM Murcia, alcanzar la cuarta eliminatoria se marcó como un objetivo ineludible desde el inicio del curso.

Acceder a esa siguiente ronda, en la que las eliminatorias ya comenzarán a disputarse a doble partido, tiene muchos añadidos más allá del mérito deportivo. Hay que mirar al apartado económico para comprender la insistencia de los mandatarios albiazules en conseguir el objetivo de alcanzar la cuarta fase de la Copa. La posibilidad de conseguir unos grandes ingresos económicos que se salen de los presupuestados está tan cerca que la exigencia ya es máxima.

Y es que, a apenas unas horas y con el Albacete mediante, al Alavés puede aguardarle el particular premio gordo sin necesidad de aguardar al sorteo de la Lotería. El rival en la siguiente ronda sería uno de los siete equipos que han participado este año en competiciones europeas y los ingresos por taquillaje, publicidad y derechos televisivos supondrían un pellizco que podría llegar a ser espeluznante. Rivales como Valencia, Villarreal o Sevilla aseguran unos buenos réditos, que en los casos de Atlético y Athletic se verían notablemente incrementados. Pero nada comparado con la posibilidad de recibir la visita del Barcelona o Real Madrid, dos opciones que darían al Alavés un espaldarazo económico de un nivel que ni siquiera se puede imaginar. Por todo, es mucho lo que se juega El Glorioso en Albacete.