Vitoria. El cisma institucional que vive la Unión Deportiva Salamanca se vio ayer avivado por la dimisión de Sergio Pérez, vicepresidente de la entidad. Pérez, que ostentaba este cargo desde que fuera nombrado el pasado año por el consejo de administración, era de las voces más críticas dentro de la directiva con el actual modelo de gestión. Pérez no es la única voz contraria que hay con la situación de las cosas en el club salmantino, y las dimisiones podrían sucederse en los próximos días. El Salamanca, que vive la presente temporada como la de su regreso a la categoría de bronce del fútbol español, está también inmerso en una crisis deportiva que le tiene situado en los puestos de descenso con tan solo cuatro puntos de quince posibles y una sola victoria.
El Salamanca, que se encuentra en la Segunda División B tras cinco temporadas consecutivas en la categoría superior, comenzaba el curso con la exigencia histórica de pelear por el ascenso. Pese a ser pronto, la cantidad de problemas institucionales que jalonan el día a día del club parece que van a encaminar los objetivos de la temporada hacia otras miras mucho menos ambiciosas que las de antes de empezar el curso 2011-12. El jueves está previsto que el consejo de administración del Salamanca celebre una junta de accionistas extraordinaria en la que podrían llegar más dimisiones. La preocupación en la que vive ahora misma la masa social salmantina es elevada, ya que desde algunas fuentes se apunta que incluso podría llegar a desaparecer un club histórico que en el año 2013 cumpliría nueve décadas de historia, en las que ha pasado por todas las categorías del balompié español.