osasuna vive desde hace muchos años, podría decirse que desde siempre, del producto autóctono. La escuela de fútbol de Tajonar, bajo el mando de Jesús Corera y Manolo los Arcos, representa un balón de oxígeno de dimensiones y valor incalculables para un equipo que subsiste en la élite pese a disponer de uno de los presupuestos más bajos de la Primera División y no haber dado el paso que dieron otros para convertirse en sociedades anónimas y entrar en el mundo de las deudas astronómicas. Osasuna, propiedad de sus socios como sólo pueden presumir de ello Barcelona, Real Madrid y Athletic, mantiene sus números en negro gracias a la cantera, a las joyas de perfil más o menos valorado que brotan cada temporada de las instalaciones de Tajonar.

Este año, para seguir la tradición, el filial del conjunto rojillo ha mutado notablemente con respecto al que la temporada pasada también compartió grupo con el Deportivo Alavés de Miguel Ángel Álvarez Tomé. Aunque en esta ocasión no han sido demasiados los futbolistas que han dado el salto a la primera plantilla para ponerse a las órdenes de José Luis Mendilibar (lo ha logrado únicamente el canario Annunziata), un puñado de los jóvenes cachorros de la cantera han tenido la ocasión de realizar la pretemporada con los profesionales y, siguiendo la tradición, tendrán ocasión de arrimar el hombro durante la temporada de Primera.

El equipo de Miguel Merino, de hecho, presenta hoy una baja que responde a los deseos de Mendilibar de contar con un futbolista, David Timor, que ya el año pasado exhibió sus buenas maneras ante el Alavés. El joven centrocampista, criado en realidad en Paterna, tiene fiesta hasta el lunes, cuando deberá reincorporarse al trabajo con los mayores.

Su ausencia, como las muchas que ha ido padeciendo el Promesas durante los últimos ejercicios, se notará lo justo. El técnico asume que el filial sirve de "banco de pruebas", como un laboratorio de lujo del que han salido recientemente jugadores del talento de Javi Martínez, Nacho Monreal, César Azpilicueta, el recientemente recuperado Raúl García o el actual goleador del equipo navarro Kike Sola. Merino dispone de recambios, de jugadores que cubren los vacíos que dejan aquellos que dan un paso al frente.

Por la ambición del Athletic, que pesca más de lo que a Osasuna le gustaría en tierras navarras, ha aumentado últimamente el porcentaje de jugadores que alcanzan el filial nacidos en la comunidad foral. Ahora se ficha más. El último año han llegado siete jugadores nuevos, entre ellos el alavesista Joaquín Calderón, una bala que ha realizado un buen papel el pretemporada. A él se unen el central Cacicedo, el talentoso Carnicer, el meta suplente Iparraguirre, otro jugador con mucha proyección, Navarro, y José Manuel, que como el albiazul Indiano se formó en las categorías inferiores del Atlético.

Sin embargo, lo más interesante tiene genética navarra. En Pamplona se asegura que la generación más brillante es la de los chavales que el pasado año estaban en los juveniles. Cuatro de ellos, Fernando Rubio, Unai García, Vannoni y Casi, se han hecho con un hueco en este equipo. Rubio, de hecho, pasa por ser la gran esperanza del osasunismo, y es más que probable que esta tarde forme de inicio ante el Alavés. Sin más pretensiones que formar jugadores y conservar una categoría que sirve de excelente banco de pruebas, el primer rival del Alavés se reinventa otra vez.