Vitoria. La dilación máxima que ha experimentado el traspaso de poderes en el consejo de administración y la falta todavía de un responsable de la parcela deportiva en el nuevo Alavés de Avelino Fernández de Quincoces -amén de las imprevisibles consecuencias de la guillotina que el próximo jueves caerá sobre todos aquellos clubes que no estén al día en el pago de sus salarios- está provocando que la entidad albiazul se tome con mucha calma sus primeros movimientos en el siempre convulso mercado estival. Ello tiene como consecuencia que aquellos jugadores que acaban contrato -tampoco los que todavía mantienen el vínculo contractual en vigor- desconozcan la intención del Glorioso respecto a su futuro al no haber existido comunicación alguna al respecto.
Como quiera que la crisis aprieta cada vez más también en el mundo del balompié, aquellos elementos del plantel que dirigió Miguel Ángel Álvarez Tomé que firmaron una buena actuación han recibido la llamada de equipos interesados en hacerse con servicios. Así, les han presentado ofertas interesantes sobre la mesa pero, en la mayoría de los casos, condicionadas a una rápida respuesta. Ante la ausencia de interlocutores en el Paseo de Cervantes, los movimientos no se han hecho esperar.
El primero en asegurarse su futuro lejos de Vitoria fue Joaquín Calderón, que se comprometió con el filial de Osasuna. En la jornada de ayer, llegó una nueva despedida. Esta, si cabe, más dolorosa. Y es que Óscar Martínez, el gran sostén ofensivo del equipo en la segunda parte de la temporada, no ha podido esperar más a recibir la ansiada llamada del Alavés y finalmente ha aceptado la propuesta del Real Oviedo. De esta manera, defenderá la elástica carbayona la próxima temporada con opción a ampliar su contrato un año más en función del número de encuentros que dispute.
La pérdida del segundo máximo goleador del Glorioso en el recién concluido ejercicio podría no ser la última si continúan sin producirse movimientos desde las oficinas del Paseo de Cervantes. Una circunstancia que sería especialmente dolorosa en el caso de algunos hombres que han demostrado ser más que aprovechables para los intereses de la escuadra vitoriana. Sería la situación, por ejemplo, de Jorge Morcillo, Ander Alaña o Jules Pardo. El primero se ha convertido en un indiscutible de la zaga albiazul, con una notable polivalencia, y acabó el año en un estado de forma espectacular. El vizcaíno es un auténtico comodín con una gran experiencia que le permite no perder el sitio y, en el caso del vascofrancés, ha mostrado ser una buena apuesta de futuro si los problemas físicos no le merman. Por ahora, todos continúan a la espera de que el Deportivo Alavés les plantee una oferta, pero desde otros clubes hace tiempo ya que están llamando a su puerta.
Posibles salidas El interés por hacerse con futbolistas que han defendido la elástica albiazul esta temporada no se centra únicamente en aquellos que han terminado contrato. También los que tienen vínculo contractual en vigor están siendo tentados, aunque en este caso la situación es bien diferente y no abandonarán la disciplina alavesista si no existe compensación económica de por medio.
El primero en comprobarlo en carne propia fue Iván Malón, que había llegado a un acuerdo con el Numancia siempre que tuviese la carta de libertad, pero el nuevo consejo de administración ya le dejó claro que no le iba a dejar marchar sin recibir un traspaso a cambio. Hombres como Javi Casares, Geni o Jito podrían vivir una situación similar si aquellos clubes que deseen incorporarlos a sus plantillas no están dispuestos a negociar con el Alavés un acuerdo satisfactorio para ambas partes.