vitoria. Como si una de las habituales puertas giratorias de entrada a los grandes hoteles se tratara, la saliente y la directiva entrante se intercambiaron las posiciones en la mañana de ayer en la céntrica notaría en la que se suscribieron los acuerdos que han permitido el traspaso de poderes. Por lo que respecta al pacto personal entre ambas partes, se mantienen los términos acordados semanas atrás por lo que Ruiz de Gauna recibirá los 505.000 euros que le adeuda el club en dos plazos -el primero ahora y el otro dentro de un año- y se compromete a no vender sus acciones durante los próximos 24 meses a cambio de una opción preferencial de compra para el grupo inversor durante ese tiempo a razón de 60 euros por cada título.
En cualquier caso, lo importante ayer era conocer las primeras impresiones de los protagonistas tras el intercambio de papeles vivido. En este sentido, el ya nuevo presidente declinó las felicitaciones por su nuevo cargo con un sólido argumento. "Ahora lo que tenemos por delante es mucho trabajo y cuando lo hayamos completado podrá ser el momento de que se nos felicite", significó Avelino Fernández de Quincoces.
Pese a la evidente magnitud del reto que asume, la mano derecha de Josean Querejeta se mostró confiado en la capacidad de éxito de su equipo. "Si hemos asumido este reto es porque tenemos un modelo de gestión y confiamos en él", manifestó. Respecto a la dilación del proceso, que ha hecho que su desembarco en las oficinas del Paseo de Cervantes se demorase mucho más de lo esperado, se limitó a destacar que "hemos llegado al acuerdo buscado y deseado".
La otra cara de la moneda, evidentemente, era la de su predecesor en el puesto, Alfredo Ruiz de Gauna. El ya expresidente aseguró dejar el Alavés "encantado" y sin ningún tipo de resquemor. En este sentido, insistió en que "si volviera a ver al club en la misma situación que estaba, volvería a hacer lo mismo". Por todo ello, abandona el despacho presidencial de Mendizorroza "orgulloso" por el trabajo realizado "siempre de buena fe" y por "cómo estaba el club cuando entramos y cómo está ahora".
Respecto a lo que no quiso pronunciarse fue sobre el diferente trato que han dispensado las instituciones a una y otra directiva. "Es algo que está ahí", zanjó. Por último, sí dejó entrever que en el caso de que el equipo hubiera conseguido el ansiado ascenso a la Segunda División probablemente el escenario habría sido diferente. "Seguramente no estaríamos hablando de esto", espetó.