Vitoria. La situación de máxima tensión que durante los últimos días han protagonizado los principales responsables políticos dentro del Ayuntamiento de Vitoria tiene que quedar aparcada en busca del beneficio común de la supervivencia del Deportivo Alavés. Ha llegado el momento de olvidarse de afiliaciones y colores, de sentarse definitivamente en torno a una mesa y de hablar y debatir cuanto sea necesario para sellar, por fin, el pacto global que permita a la entidad del Paseo de Cervantes asegurar su supervivencia a través del desembarco del grupo inversor liderado por Josean Querejeta.

Tras meses de trabajo del Partido Nacionalista Vasco y del Partido Socialista de Euskadi -con Claudio Rodríguez y Txarli Prieto a la cabeza de las negociaciones para involucrar a Diputación Foral de Álava, Ayuntamiento de Vitoria y Gobierno Vasco en el plan de rescate- intentando concretar el "acompañamiento institucional" que sirviese como base para a asentar el futuro económico del club alavesista, la irrupción espectacular en los últimos días del nuevo alcalde, Javier Maroto, anunciando una solución para garantizar los 800.000 euros del crédito de dos millones que se encontraban sin avalar, finalmente a través de un contrato de esponsorización con Gilsa, no ha sido tomada a bien por la oposición en el Consistorio.

Se le reprocha a Maroto haber tomado una decisión sin consultar con ningún otro partido político y haber realizado el anuncio antes incluso de tener todos los cabos atados. El desencuentro alcanzó el viernes sus cotas más altas con el cruce de acusaciones entre el actual alcalde y su predecesor en el cargo, Patxi Lazcoz, a través de Twitter mientras que desde el Departamento de Industria del Gobierno Vasco se emitía un informe jurídico que ponía en serio riesgo la operación puesta en marcha por Maroto con Gilsa como solución final.

Más allá de que la legalidad de dicha solución (el informe jurídico que maneja el Gobierno Vasco asegura que Gilsa no puede realizar una operación de financiación y los tres informes que presentó el alcalde aseguran que el contrato de esponsorización es viable), lo que se ha destapado es una caja de Pandora que no redunda en el beneficio de un Alavés que lo que menos necesita ahora son disensiones.

Los principales responsables políticos del territorio tienen ante sí la oportunidad de dar el espaldarazo definitivo a la supervivencia del Alavés, pero para ello tienen que dejar a un lado sus discusiones y sentarse a negociar los acuerdos necesarios para la estabilidad de un club que se tambalea y que tiene como fecha límite el próximo 30 de junio. No es momento de heroísmos ni de que nadie se quiera erigir en salvador de nada. Es el momento de responder a la confianza depositada en las urnas por los ciudadanos con una gestión seria que asegure la salvación del Glorioso, patrimonio de Vitoria y de Álava y motor económico fundamental para la ciudad y la provincia.

el tiempo apremia Ya existe un documento base, rubricado por el mandatario jeltzale Iñaki Gerenabarrena y el socialista Txarli Prieto, que lleva semanas esperando la firma del popular Alfonso Alonso. Desde el PP se muestran partidarios a sumarse a dicho acuerdo, pero consideran que el mismo precisa de algunos retoques previos para que sea completamente efectivo. Tampoco estaría mal que, de paso, se intentase sumar en este pacto a tres bandas a Bildu, una fuerza política que cuando comenzó todo este proceso apenas tenía poder pero que ahora se ha erigido como una de las más importantes dentro de Vitoria y de Álava.

En el mencionado documento se contemplan unas ayudas económicas a la entidad del Paseo de Cervantes que no tienen parangón en toda la historia del club. A ellas se debería unir ahora la solución para salvar la concesión del crédito e, incluso, alguna mejora más. Eso sí, dicho acuerdo global ha de realizarse en un breve espacio temporal y para ello es necesario dejar a un lado las rivalidades que han aflorado en los últimos días para dejar paso a un gran pacto que asegure la supervivencia del Alavés durante muchos años más.