Vitoria. El día después de la triste derrota de Lugo, el Deportivo Alavés está obligado a comenzar a pensar en su futuro y afrontar la inevitable reconstrucción que inevitablemente lleva apararejado cada inicio de temporada. Sin embargo, este objetivo aparentemente sencillo y que podría enmarcarse dentro de la normalidad de cualquier entidad deportiva se ha convertido en estos momentos en misión imposible para el club del Paseo de Cervantes.

Las causas, resultan fácilmente entendibles. Y es que la absoluta incertidumbre institucional en la que se encuentra sumido El Glorioso desde hace semanas mediatiza por completo todos los movimientos que deberían estar llevándose a cabo. Sin la más mínima certeza sobre quién, cómo y cuándo dirigirá el Alavés, resulta absolutamente imposible comenzar a adoptar decisiones de vital importancia para el futuro.

De esta manera, esta completa indefinición en los despachos se ha trasladado al ámbito deportivo y, a día de hoy, nadie sabe decir qué caminos va a seguir el equipo. Hasta tal punto llega la indefinición, que incluso los jugadores y el cuerpo técnico desconocen si van a seguir trabajando en Vitoria o disfrutarán ya de vacaciones a partir de mañana miércoles.

Sin embargo, la planificación de la próxima temporada es una de las etapas claves en cualquier club y el momento en el que se deben tomar las decisiones sobre -además, claro está, de los fichajes- qué jugadores continúan en la plantilla y cuáles deben buscarse otro destino. Si a la falta de claridad en el futuro institucional del Deportivo Alavés se le suma que el club no dispone de una dirección deportiva en funcionamiento desde que se produjo la salida de Gorka Etxeberria y que la situación del cuerpo técnico es igualmente de máxima inestabilidad, se antoja extremadamente complicado poder aventurar qué va a suceder a partir de ahora.

Obligaciones de pago Lo único absolutamente claro, es que el club está obligado a seguir haciendo frente a sus múltiples obligaciones de pago si desea asegurarse, al menos momentáneamente, la supervivencia. Y es que las exigencias económicas no entienden de indefiniciones ni aplazamientos. En este sentido, la primera fecha clave en el particular calendario albiazul es el próximo día 30.

Para entonces, el club debe estar al día en el pago de los sueldos de sus jugadores y cuerpo técnico hasta el mes de mayo. En caso contrario, se vería condenado a un descenso administrativo como consecuencia del cambio de normativa del convenio con la AFE. Para efectuar ese pago, la taquilla de hace quince días frente al Lugo se convertirá en el principal suministro.

Pero las obligaciones no quedan ni mucho menos ahí. Los importantísimos pagos derivados del convenio de acreedores están esperando ser satisfechos y mientras no se produzca la imprescindible capitalización del club no dejarán de amenazar la vida del Glorioso cual espada de Damocles. En este sentido, la apertura de la última fase de la interminable ampliación (14 días) es otra de las importantes incógnitas que resta por resolver.