Vitoria. La temporada que le ha tocado vivir al Deportivo Alavés, tanto dentro como fuera de los terrenos de juego, no ha resultado para nada sencilla, pero las parejas de los jugadores se muestran plenamente confiadas de que la mala racha se ha quedado atrás y ahora esperan estirar su estancia en Vitoria hasta finales del mes de junio, en cuya última semana pretenden celebrar el ascenso de categoría. "El año que viene lucimos las camisetas en Segunda", corean al unísono.

Si es por optimismo y ganas, pocos pueden ganar a las compañeras de los futbolistas albiazules, completamente seguras de que el equipo va a conseguir el objetivo con el que arrancó la temporada y que tan difícil ha parecido en algunos momentos. "Ha sido medio año muy bueno deportiva y económicamente. Luego la cosa se torció, pero, como dice el himno, ahora resurgimos potentes otra vez", asegura Verónica.

La mujer de Jito vuelve a revivir experiencias anteriores. "No puedo ni comer porque son partidos completamente diferentes". Para descargar esa tensión, la familia femenina albiazul también se une antes de los partidos, como explica Sandra: "Nosotras también nos concentramos antes de los partidos para aguantarnos porque con los nervios no nos podemos quedar en casa. Tomamos algo y nos vamos para el campo juntas".

Y eso que a algunas antes esto del fútbol no les llamaba la atención. "Cuando era pequeña me preguntaba qué hacían esos tontos corriendo detrás de la pelota", recuerda la compañera de Casares, mientras que Vanessa tiene claro hacia donde dirigir sus puyas cuando las cosas no salen bien: "Estamos muy descontentas con los árbitros".

Lo que ya tienen pensado es desplazarse hasta Lugo como ya han hecho en tantas ocasiones esta temporada. "Fue un palo no poder ir a Melilla", asegura Mari Ángeles a la vez que Esther tiene claro que "a Lugo hay que ir como sea aunque esté lejos" para poder permanecer en Vitoria durante más tiempo. "Las vacaciones, cuanto más tarde mejor. Ya nos iremos en julio después de celebrar el ascenso", aventuran.