vitoria. El Alavés se juega en las próximas semanas gran parte de su futuro tanto en el terreno deportivo como en el económico y necesita más que nunca el apoyo de sus fieles incondicionales. Ese es el mensaje que quiso transmitir en la jornada de ayer el vestuario albiazul, que quiere convertir la primera de esas hipotéticas finales -el próximo domingo a las seis de la tarde en Mendizorroza frente al Melilla- en un escenario perfecto para la comunión máxima entre profesionales y seguidores.
Con el optimismo generado tras el valioso empate cosechado en el Álvarez Claro como mejor aval, Ander Alaña reclamó ayer que el coliseo del Paseo de Cervantes se convierta en el jugador número doce que proporcione el empujón definitivo para dejar en la cuneta al combinado norteafricano y afrontar la segunda eliminatoria.
"Tenemos que animar a la gente para que nos anime y convencerles de que lo vamos a dejar todo para tratar de conseguir el ascenso. Esperamos que la afición se haya ilusionado con el resultado de la ida y crea en el ascenso porque nosotros estamos convencidos de ello y vamos a luchar hasta el final", enfatizó el futbolista vizcaíno.
No obstante, el zaguero albiazul también quiso poner sobre la mesa un punto de prudencia y ni mucho menos dio por cerrada la eliminatoria ante el Melilla. "Hemos dado un paso importante y dejamos una muestra de solidez sacando un empate valioso pero ni mucho menos definitivo. El cruce todavía está muy abierto", advirtió Alaña.
En otro orden de cosas, el zaguero Igor Cuesta -que el pasado sábado tuvo que ser descartado de la convocatoria en el último momento al reaparecer sus molestias físicas- pudo completar ayer junto al resto de sus compañeros gran parte de la sesión preparatoria diseñada por el preparador albiazul. Pese a esta buena noticia, el negro historial que arrastra el central vizcaíno en la presente temporada con las lesiones musculares provocará que su concurso el domingo esté en el aire hasta el final.