El Deportivo Alavés vuelve a reencontrarse mañana con una cita en la que fue invitado recurrente durante el primer lustro de la década de los noventa. Todos los años, la misma ilusión. Y, llegados a la fase de ascenso, por entonces en forma de liguilla, una decepción detrás de otra. Hasta sumar cuatro. Porque a la quinta, por fin, fue la vencida. Muchos de los protagonistas de aquellas temporadas históricas en las que El Glorioso fue forjando una leyenda, recuerdan a las puertas del play off lo que supusieron aquellas cinco fases de ascenso consecutivas que arrancaron en la campaña 1990-91 y que culminaron en la 1994-95, al quinto intento, con el ascenso a Segunda División, el sueño que ahora quiere repetir este equipo.

temporada 1990-91

La inexperiencia se paga

Acababa de ascender a Segunda División B el Deportivo Alavés con Luis Astorga en el banquillo y su primera temporada en la categoría de bronce se saldó con un segundo puesto del grupo por detrás del Santander con el que el cuadro albiazul se clasificaba para una liguilla de ascenso que se estrenaba esa misma temporada. "Los directivos vinieron muy contentos de Madrid cuando les comunicaron que se iba a jugar esta liguilla. Anteriormente, solo subía el primero del grupo y todos pensaban que el Santander nos iba a sacar muchos puntos. Yo entonces les advertí que esa liguilla no era positiva para nosotros porque ese equipo en uno o dos años iba a ser primero e iba a subir directamente. Al final el tiempo me dio la razón y hasta la quinta temporada no se produjo el ascenso", recuerda el por entonces técnico alavesista, ahora residente en Burgos y comentarista de los partidos del equipo de Julio Bañuelos.

Lo cierto es que la superioridad del Santander no fue tal e incluso pudo ser primero de grupo el Alavés, que al final concluyó segundo y se tuvo que enfrentar en la liguilla a Compostela, Badajoz y Alcoyano. "Subimos de Tercera con un equipo acostumbrado a atacar siempre y repetimos ese estilo en Segunda B, pero no supimos cerrar los partidos, sobre todo el primero contra el Compostela que lo teníamos ganado y nos superaron con un tal Melo que era rapidísimo", evoca Luis Astorga.

Uno de los puntales de aquel equipo era Roberto Ortiz de Urbina, que además de esa fase de ascenso disputó también las dos siguientes. "Pecamos de falta de experiencia porque al Compostela le íbamos ganando jugando bien y no supimos matar el partido aunque fuera perdiendo tiempo. Después cuando fuimos a Alcoi nos metieron cuatro y ya no fuimos capaces de remontar. No supimos competir", rememora.

De aquella fase de ascenso, estos dos protagonistas recuerdan el agobiante calor que tuvieron que padecer. "En el campo del Alcoyano se caían las moscas", evoca Ortiz de Urbina, aunque Luis Astorga aventura que, en Melilla, al actual Alavés no le espera nada mucho mejor: "Van a tener que salir al campo con un frigorífico a las espaldas".

temporada 1991-92

De nuevo sin opciones

El técnico Tomás Balbás, actualmente enrolado en el Athletic de Bilbao, que había llegado al club para entrenar a un equipo cadete y realizar los análisis de los rivales, tomó el relevo en el banquillo a Luis Astorga mediada la temporada y lo que iba a ser una sustitución transitoria se convirtió en un cambio definitivo y fue Balbás el que condujo al Alavés hacia su segunda fase de ascenso.

"Como los resultados fueron buenos y no se encontró a otro entrenador de renombre aguanté toda la temporada. Entramos cuartos en esa liguilla tan injusta porque no te servía de nada haber hecho una buena temporada. Empezamos bien ante el Badajoz en su casa y dominamos todo el partido, pero tuvimos un fallo y perdimos después de haber controlado todo el partido. Y cuando ya empiezas a remolque...", rememora el por entonces técnico albiazul.

Ortiz de Urbina acompaña las tesis de Balbás: "Aguantamos muy bien ese partido en el que nos valía un punto, pero el gol nos lo metieron por un balón que se le escapó a Peio Agirreoa de las manos. Salimos muy tocados, pero después de meterle cuatro al Cartagena un miércoles que llovía mucho en Mendizorroza nos recuperamos. Eso sí, el domingo siguiente no pudimos con el Cartagena. Perdimos con el Badajoz y se acabó todo".

"Pagamos la ansiedad en los momentos importantes de esos partidos, que eran muy distintos a los que habíamos jugado durante la temporada. El Badajoz era un equipazo, pero si hubiéramos ganado el primer partido...". Quien así habla es Iñaki Ispizua, dedicado ahora a la representación de futbolistas y por aquel entonces al frente de la dirección deportiva del club.

Y, como en la primera fase de ascenso, el calor de Badajoz o Cartagena volvió a ser protagonista. "Fue una pasada", recuerda Ispizua. Y no menos dañinos fueron los viajes que tuvo que hacer el equipo, como rememora entre sonrisas Tomás Balbás: "En el viaje a Cartagena inauguramos las camas-litera de Autobuses Alegría. Que vaya en descarga de los jugadores porque fueron no sé cuántas horas de viaje".

Eso sí, uno de los que estrenó camiseta albiazul ese año y que disputaría otras tres fases de ascenso no busca excusas. "En el viaje de vuelta coincidimos con el autobús de los aficionados cuando paramos en una gasolinera. Cuando vimos a La Paca allí, a las cinco de la mañana, con esos calores y cuando ya tenía ochenta años, ¿de qué nos íbamos a quejar los jugadores?". Todo un ejemplo el de la abuela del Alavés que insufló nuevos ánimos a todo un gudari como Aitor Arregi, dedicado ahora al restaurante Elkano en su Getaria natal.

temporada 1992-93

El ascenso que se escapó

Tras dos primeras fases de ascenso en las que las opciones de subir a Segunda fueron escasas, en la campaña 1992-93 todos los protagonistas coinciden a la hora de señalar que se escapó una oportunidad histórica. "Fue muy amargo porque por plantilla y fútbol merecimos ascender. Con esos puntos se asciende siempre, pero ese año el Toledo nos sacó uno y todos nos acordamos de ese partido contra ellos en casa que íbamos ganando 2-0 y que acabamos perdiendo 2-3", se sigue lamentando Ortiz de Urbina.

Para Carlos Lasheras, actual secretario técnico del Mirandés, fue la primera de sus tres fases de ascenso y el por entonces delantero centra sus miras en aquel fatídico partido: "Todo iba muy bien hasta la segunda parte contra el Toledo. Estaba la situación muy controlada, pero al final todo se puso cuesta arriba con el resbalón de Gelo. Levantamos el ánimo y ganamos en Toledo. Esperábamos que se dejaran algún punto en los tres partidos que quedaban, pero no fue así".

El nombre más recordado de esta temporada es el de Ángel Barrientos, Gelo, quien para su desgracia pasó a la historia albiazul por un desafortunado resbalón. "Hicimos una fase de ascenso espectacular y en cualquier otro sitio se habría subido sí o sí, pero por culpa de mi resbalón se quedaron solos y marcaron ese gol. Lo tuvimos ahí y se te queda cara de tonto", rememora quien ahora es representante, entre otros, de Miguel Ángel Álvarez Tomé y Javi Casares. "Claro que me acuerdo de la jugada. Vino de un saque de esquina a favor en el que el entrenador hizo un cambio para buscar los puntos que nos daban casi el ascenso. Quedaban menos de cinco minutos. Entre que uno va y el otro viene y nos situamos, el cambio nos descolocó por completo. Yo me quedé el último y me vino un balón que podía despejar fácil, pero me resbalé y...".

"Fue una pena. Una lástima porque había muy buenos mimbres. Se debería haber ascendido y si lo resumimos todo con un resbalón, mal vamos", asegura Aitor Arregi quintando hierro al asunto.

temporada 1993-94

Otra decepción temprana

Tras haber rozado el ascenso en la campaña 1992-93, el Alavés se presentó en la liguilla de este nuevo curso con renovadas aspiraciones, pero el sueño se volvió a romper demasiado pronto y para la cuarta jornada el cuadro albiazul ya estaba pensando en la planificación de la siguiente temporada.

"No fuimos capaces de ganar al Getafe en casa en la segunda jornada y en la tercera fuimos allí jugándonos la vida. Perdimos y se acabó todo. Sufrimos una expulsión muy pronto y eso nos perjudicó. Ahí se acabó la temporada porque los otros tres partidos que quedaban fueron muy tristes porque estábamos ya sin opciones", recuerda Lasheras con amargura.

Para Aitor Arregi, esa fase de ascenso se pareció mucho a la primera que él vivió como albiazul. En ambas, las opciones de ascenso se diluyeron excesivamente pronto: "Perdimos todas nuestras opciones en los dos partidos contra el Getafe. La temporada anterior estábamos vivos y éramos nosotros los que marcábamos el ritmo, pero ese año fuimos a remolque desde el principio y así era muy difícil".

temporada 1994-95

Y a la quinta, la vencida

Y, por fin, el Deportivo Alavés consiguió el ansiado ascenso de categoría de la mano del llorado Aranguren. "El grupo humano era espectacular y Txutxi tenía las ideas muy claras. Fue una vivencia inolvidable cuando la afición en el último partido invadió Mendizorroza. Y eso que me veía sudando el calvario cuando íbamos perdiendo en Jaén. El ascenso fue como cumplir un deber histórico para nosotros, que íbamos a comer unos pintxos a donde Primi y te recordaba que él había jugado en Primera. Me acuerdo mucho de Txutxi, de cuando le quisimos tirar a la piscina en el hotel de Jaén y nos decía que no sabía nadar", rememora con nostalgia Arregi.

Y si el gudari subió a la cuarta, Lasheras lo hizo a la tercera. "El partido clave fue contra el Las Palmas en Mendizorroza, cuando conseguimos remontar para ganar 2-1. Luego llegó lo de Jaén, cuando subimos a pesar de perder y después vino el fiestón. Fue impresionante, sobre todo para los que llevábamos ya años intentándolo".

Y de dos veteranos, a un debutante en estas lides como Alfonso Subero Calvo. Tito, actual entrenador de porteros del Alavés, fue protagonista destacado en aquella fase de ascenso que vivió en el estadio La Victoria su punto culminante: "Yo tuve la suerte de llegar el último y ascender. La clave fue ganar en casa al Las Palmas después de haber sacado un empate allí. Después en Jaén íbamos perdiendo, pero Compa -el histórico directivo José Luis Compañón- estaba detrás de mi portería con cara de felicidad y al final del partido nos informó de que el Las Palmas había empatado en Gramanet. La nuestra fue una derrota muy bonita".

Así se forjó la leyenda alavesista a lo largo de cinco fases de ascenso que culminaron con éxito a la quinta. El Glorioso tiene ahora la obligación de no dejar pasar tanto tiempo para subir a Segunda División.