Vitoria. Del cero al infinito. Ese es el viaje que ha protagonizado Óscar Martínez a velocidad de vértigo. El delantero gallego, completamente defenestrado durante el pasado verano y en el primer tramo de la temporada al no entrar en los planes del club para el presente ejercicio, se ha convertido en el báculo que ha sostenido al Deportivo Alavés en la segunda vuelta de la Liga y el principal sostén para que el combinado albiazul dispute, salvo sorpresa mayúscula en las dos últimas jornadas, las eliminatorias de ascenso. Una situación desde luego muy poco habitual pero que se entiende a la perfección echando un vistazo a los números del jugador alavesista.
Con el gol de listo que anotó el pasado domingo en Mendizorroza en el último suspiro del duelo frente al Guijuelo, el ariete se ha aupado a la primera posición en solitario de la tabla de goleadores albiazules. Once dianas jalonan su brillante expediente. Unas cifras que aparentemente no deslumbran demasiado pero que adquieren su verdadera relevancia si se tienen en cuenta las circunstancias en las que se han producido.
Y es que Óscar Martínez ha conseguido esos once goles únicamente en dieciséis encuentros (todos ellos en la segunda vuelta). Es decir, que prácticamente presenta una media de un tanto por contienda. Números al alcance solamente de unos pocos privilegiados. Si además consideramos que el futbolista gallego se pasó prácticamente en blanco la primera mitad de la temporada y que, en consecuencia, cuando comenzó a disfrutar de minutos necesitó de un tiempo para adquirir el ritmo de competición, resulta evidente que el rendimiento del ariete está siendo espectacular.
Una situación que, desgraciadamente, no ha contado con el acompañamiento habitual del resto de integrantes de la plantilla de Miguel Ángel Álvarez Tomé. Porque, pese a que el triunfo del pasado domingo ha servido para garantizarse virtualmente un puesto en los play off de ascenso, lo cierto es que el Alavés ha experimentado un importante bajón tras el ecuador de la Liga y ha sufrido mucho más de la cuenta para mantenerse instalado entre los cuatro primeros.
En esta tesitura, Óscar Martínez ha sido, indudablemente, el faro que ha guiado al equipo en los momentos de mayor zozobra y el salvavidas que le ha permitido mantenerse a flote cuando más arreciaba la tempestad. El ejemplo más reciente han sido sus dos valiosos goles en las dos últimas jornadas.