La profundidad de la plantilla del Deportivo Alavés había sido una de las virtudes más alabadas de este equipo en sus mejores momentos de esta temporada, pero a lo largo de las últimas semanas tres jugadores que habían sido muy importantes y habían destacado en el arranque del curso han ido perdiendo relevancia en los esquemas de Miguel Ángel Álvarez Tomé, quedando perennemente relegados al banquillo o, incluso, a la grada. Carlos Indiano, Joaquín Calderón y Jon Moya no están atravesando por su mejor momento como alavesistas.
El caso del centrocampista madrileño resulta bastante complicado de explicar, ya que aunque casi siempre entra en los planes de Álvarez Tomé ha sido infrautilizado a lo largo de toda la temporada. Cierto es que ha tenido minutos en todos los partidos que ha entrado en la convocatoria (29), pero la sensación que queda es que está relegado a un segundo plano y que el preparador leonés solo le utiliza para las segundas partes (ha entrado desde el banquillo en diecisiete ocasiones) o cuando no puede contar con la presencia de Ibon Gutiérrez.
A pesar de que cuando entra desde el banquillo aporta un plus al equipo, sobre todo a través de su criterio para repartir juego y un derroche físico impresionante, lo cierto es que sus tres últimas titularidades (Mirandés, peña Sport y Bilbao Athletic) se han debido a la ausencia por sanción del vizcaíno, en quien el entrenador tiene confianza plena para conformar el doble pivote con Salcedo. Hay que remontarse al partido contra la Cultural Leonesa para encontrar su última presencia en el once titular en el que fue su sexto choque consecutivo en el equipo inicial de Álvarez Tomé.
Peor todavía es la situación que vive Joaquín Calderón, quien después de maravillar en los primeros compromisos ligueros (once veces titular y tres goles en la primera vuelta) se ha convertido ahora en un recurso para los últimos minutos. Y eso cuando no le toca quedarse en la grada. El ilicitano, relegado por Casares y Rico, no es titular desde el partido contra la Gimnástica y en los últimos nueve compromisos disputados después de ese choque solo ha disputado un total de 78 minutos. Así, su relevancia dentro del equipo ha mermado y su aportación ha decrecido de manera importante.
En el caso de Jon Moya, el partido de la primera vuelta contra el Lemona marcó el inicio de la pérdida de confianza de Álvarez Tomé en sus facultades. Un grave fallo en un despeje -unido a que el técnico no le agrada su falta de contundencia- le llevó del centro de la defensa al lateral izquierdo y ahí el vizcaíno no se ha sentido nada cómodo. Después de ser una pieza fundamental del entramado defensivo durante la primera parte de la temporada ocupando la demarcación de central izquierdo, Moya se ha visto fagocitado por el bucle calamitoso del lateral zurdo (se ha quedado fuera en los dos últimos partidos), que también se ha llevado por delante a Morcillo y a Casas. Tiene tarea por delante Álvarez Tomé para recuperar a tres piezas que en su momento fueron imprescindibles y que ahora están sin opciones.