Vitoria. El 14 de abril lleva ya tiempo señalado como una de las fechas claves, una más, para la supervivencia del Deportivo Alavés. Hoy debe celebrarse la vista en la que un grupo de acreedores solicitará el incumplimiento del convenio por parte del club. En total, 560.000 euros -divididos en dos partidas de 320.000 y 240.000 euros, respectivamente- de deuda que sigue impagada más de cuatro meses después de que cumpliera el plazo del primer pago del concurso. La vista puede celebrarse definitivamente o, como ya ocurrió el pasado 24 de marzo, suspenderse de nuevo a la espera de que se produzca el desembarco del Baskonia y con él la capitalización del club que sirva para hacer frente a las deudas. El día ha llegado y las negociaciones entre las partes siguen abiertas para evitar a toda costa que se celebre un juicio que podría desembocar, de no remediarse antes, en la declaración del incumplimiento del convenio de acreedores, lo que supondría una catástrofe para el club.
En los últimos días las posturas dentro del grupo de acreedores han sido discordantes y mientras una parte abogaba por conceder una nueva suspensión y otorgar más tiempo a la llegada del nuevo grupo inversor, otro sector se mostraba dispuesto a seguir adelante con el proceso y celebrar el juicio en el que se solicitará el incumplimiento del convenio de acreedores por parte del Alavés para no seguir plegándose a unas peticiones que fueron en su día acogidas con buenos ojos pero que no han conducido a ninguna parte. Desde el pasado 24 de marzo, poco ha cambiado y algunos acreedores consideran que la celebración del juicio puede servir para acelerar todo el proceso.
Se trata, a todas luces, de una situación ciertamente complicada también para los propios acreedores, quienes ven que el club sigue sin abonarles el primero de los pagos concursales que se les adeudan (y eso después de haber renunciado varios de ellos a los pagos privilegiados y de haber votado a favor del convenio de acreedores que redujo la deuda a la mitad), pero que, a la vez, no quieren convertirse en los verdugos que corten de raíz el futuro del club. Difícil dilema que solo puede resolverse con la obtención de unas garantías de pago que hasta la fecha no han llegado y que pueden ser la única solución para evitar una nueva puesta en marcha de la Justicia.