Vitoria. El enfrentamiento de esta tarde contra la Peña Sport tiene todos los condicionantes para que el Deportivo Alavés reciba un tratamiento balsámico después de una mala racha que solo ha contado con el oasis de la victoria contra el Sporting B como escaso resarcimiento a varios tropiezos consecutivos que han descabalgado, de momento, al conjunto vitoriano del liderato. Todo lo que no sea una victoria contra el conjunto de Tafalla sería una sorpresa monumental por la abismal distancia existente entre los dos clubes. Eso sí, bien hará El Glorioso en no confiarse más allá de lo preciso porque bien sabe de dolores de cabeza inesperados el conjunto vitoriano a lo largo de la presente temporada. No sería la primera vez que se escapan tres puntos con los que se contaban antes del inicio de un partido y no está ya el Alavés para regalar nada.

En estos casos, no está nada mal echar la vista hacia atrás para recordar. Por ejemplo, los apuros que sufrió el cuadro albiazul en la primera vuelta para superar a una Peña Sport que acabó pagando su ingenuidad de cara a la portería de Montero para acabar cayendo derrotada por un 0-3 a todas luces injusto. Precisamente, en las dificultades para marcar radica uno de los principales problemas del equipo de Sergio Amatriain, que con veintiún dianas a su favor presenta el peor registro realizador de todo el Grupo II.

Llega el conjunto navarro a Mendizorroza con la intención de dar una campanada que le acerque a su objetivo de consolidarse en una categoría que ha saboreado en ocasiones contadas y durante demasiado poco tiempo. La actual es la sexta temporada del equipo de Tafalla en la categoría de bronce y en casi todas ellas las apreturas para mantener la categoría, perdida ya en tres ocasiones en la última década, ha sido una constante. No lo es menos en esta ocasión, después de haber conseguido el ascenso desde Tercera División el pasado curso dentro de un grupo navarro en el que la competencia no es tan importante como en otros y en el que casi siempre son dos o tres equipos los que se erigen como dominadores.

Pese a que la Peña Sport está prácticamente abocada al descenso de no ser que consiga firmar una reacción memorable en el tramo final, bien hará el Alavés en ponerse el mono de trabajo desde el principio para que el milagro navarro no comience a gestarse en Mendizorroza. Si el equipo de Amatriain necesita los tres puntos, no menos falta le hacen los mismos al conjunto entrenado por Miguel Ángel Álvarez Tomé, obligado a enderezar ya su errática trayectoria de los últimos compromisos ligueros.

Obligado será también para el preparador albiazul un nuevo carrusel de cambios dentro de un once titular que, por hache o por be, no acaba de asentarse en las últimas semanas. Lesiones y sanciones han vuelto a convertirse en quebraderos de cabeza en los últimos días y el técnico leonés se verá obligado a realizar varios cambios con respecto a su última alineación. El más destacado es el regreso a la portería de Alberto Montero tras dos jornadas sentado en el banquillo.