Vitoria. El Deportivo Alavés va superando cada plazo marcado sin que se aprecie ningún cambio aparente en una fisonomía que sigue estable a pesar de la imperiosa necesidad de cambios que precisa. Sigue respirando El Glorioso mientras que las fechas pasan en el calendario sin que se produzca ninguno de los hechos definitivos que finiquiten la situación de estable inestabilidad en la que ya lleva tanto tiempo sumido. Nuevos plazos se dibujan en el horizonte, cabe esperar que esta vez definitivos con la concreción de la capitalización y el pago de las deudas a los acreedores.

Precisamente de estos últimos era ayer el turno en el Palacio de Justicia. Presentaban dos grupos de exjugadores (algunos, como Edu Alonso, Mateo, Rubén Navarro, Miguel Pérez y Ángel Sánchez, se encontraban ayer en Vitoria para presentarse en la vista) sendas peticiones de incumplimiento de convenio al no haber procedido el club a abonarles el primer plazo del pago del concurso -alrededor de 560.000 euros- antes del pasado 19 de noviembre. Las propuestas realizadas desde el club, que se basaban en retrasar dichos pagos hasta el final de la temporada, no resultaron satisfactorias, pero cuando la vista en el juzgado de lo Mercantil número 1 de Vitoria estaba a punto de producirse se produjo un vuelco final en la situación que otorga al Alavés un nuevo plazo con la capitalización, casi inmediata, como única solución viable para hacer frente a sus deudas.

Los representantes legales de los dos grupos, Pablo Arregui e Iñigo Landa, intercambiaron unas cuantas palabras en los pasillos del Palacio de Justicia que sirvieron para fraguar un aplazamiento a la espera que de que el Alavés consiga capitalizarse. Los dos abogados optaron por conceder, tal y como se les pedía, un nuevo plazo al Glorioso y así se lo trasladaron a la representante legal del club, Cecilia Maysounave, y a la jueza encargada del proceso concursal, María Jesús Villalaín. Se dilata el proceso y la petición de incumplimiento del convenio queda en suspenso hasta el próximo 14 de abril -la idea de la entidad del Paseo de Cervantes era conseguir un retraso hasta el final de la temporada al que se opusieron los acreedores-, cuando volverá a reanudarse el caso si antes no llega una solución en forma de pagos a los acreedores que ayer tendieron un nuevo puente en pos de la salvación del club.

Se ve liberado de esta manera el Alavés de una posibilidad de liquidación casi inmediata al quedar pospuesta esa doble petición de incumplimiento del convenio de acreedores. En caso de haberse celebrado la vista, poco más podrían haber argumentado los servicios jurídicos del club más allá de esa posibilidad de obtener dinero a través de la ampliación de capital. Eso sí, en caso de que ese punto de la defensa no se hubiese tenido en cuenta, los riesgos que ahora quedan aplazados se habrían incrementado hasta límites ciertamente peligrosos con la palabra liquidación dibujada en el horizonte.

Para evitar dicho extremo en una vista que el próximo 14 de abril ya no tendrá vuelta de hoja tras esta postrera concesión de los acreedores, la capitalización tiene que cumplir con los plazos marcados por los tutores del proceso. La necesidad de que la ampliación se resuelva antes del próximo 4 de abril, fecha en la que espira la prórroga concedida por la actual directiva, es cada vez más patente. La entidad del Paseo de Cervantes no puede seguir permitiéndose el lujo de sobrepasar todos sus plazos sin que nada cambie.