la facilidad para conseguir sumar de tres en tres en sus compromisos lejos de Mendizorroza había sido durante una buena parte de la temporada el factor que desequilibraba la balanza del Grupo II a favor del Deportivo Alavés. Sin mostrarse brillante en sus partidos como local, su alta efectividad a domicilio había permitido al conjunto de Miguel Ángel Álvarez Tomé poner tierra de por medio con todos sus competidores, incapaces de seguir semejante ritmo puntuador. Por desgracia para los intereses alavesistas, dicha eficiencia se ha visto cortada de raíz en los tres últimos compromisos lejos de tierras alavesas, en los que solo se ha podido sumar un punto de nueve posibles.

La visita a Lasesarre supuso el punto de partida a esta particular tragedia que ha tenido como capítulos siguientes los compromisos en Anduva y en el Carlos Tartiere. No fue capaz el conjunto albiazul de asegurar una victoria que parecía hecha contra un Barakaldo que le acabó dejando sin dos puntos. Comenzó en ese momento un declive que se ha visto incrementado en los dos últimos desplazamientos, con derrotas consecutivas ante Mirandés y Oviedo, dos equipos poderosos que se llevaron la victoria sin poner sobre el tapete mucho más que el propio cuadro albiazul, lastrado en ambas ocasiones por sus graves fallos defensivos.

Esta racha negativa de los tres últimos compromisos a domicilio viene a confirmar que el Alavés no está en la segunda vuelta tan cómodo en sus compromisos lejos de Vitoria como lo estuvo en el primer tramo liguero. Los tres últimos tropiezos vienen a unirse a la derrota cosechada en Anoeta contra la Real Sociedad B dentro de un tramo de la temporada en el que las dos únicas alegrías a domicilio han llegado en las visitas al Caudal y al Logroñés. Eso sí, tanto en el estadio Hermanos Antuña como en Las Gaunas hubo que esperar hasta los minutos finales para remontar dos marcadores adversos gracias a sendas genialidades de Óscar Martínez con dos goles antológicos.

Tanto en Mieres como en Logroño se sumaron los tres puntos, pero no cabe olvidar que la suerte hizo acto de presencia para decantar la balanza hacia el lado de un Alavés que se ha visto pagado con esa misma moneda en sus últimos compromisos como visitante, en los que le ha faltado un punto de acierto para puntuar contra Mirandés y Oviedo, equipos que no se han mostrado superiores. Precisamente, el casillero de goles alavesista se ha quedado a cero en estos dos partidos, algo casi impensable en la primera vuelta. En dicha primera fase, el equipo de Álvarez Tomé cimentó sus opciones de liderato en un sensacional registro como visitante, sumando veintidós puntos de treinta posibles. Ahora, las cifras han mermado. Solo siete puntos de dieciocho disputados. Un bajón evidente.