Vitoria. La jornada de ayer, 28 de febrero, aparecía marcada en rojo intenso en todos los calendarios de los aficionados del Deportivo Alavés. Las manifestaciones públicas de los responsables políticos de la provincia y el propio discurrir de los acontecimientos en las últimas semanas la habían convertido en el Día D y se esperaba que su llegada supusiera también el conocimiento de la gran noticia que tanto tiempo lleva cocinándose entre bambalinas. Pues bien, el mes más corto del año ya es historia y, como dice la canción, la vida sigue igual.

Al menos, en lo fundamental. Continúa sin producirse el desembarco de los inversores que tendrán la misión de reflotar a este malherido Glorioso y tampoco el escenario en el que deben moverse todos los actores implicados ha registrado cambio significativo alguno. En consecuencia, se cumplieron los tiempos marcados por el guión previsto y se cerró la segunda fase de la ampliación de capital sin que las maltrechas arcas del Paseo de Cervantes recibieran la necesaria inyección económica.

A partir de ahí, la duda estriba en saber qué postura va a adoptar el actual consejo de administración albiazul respecto a la petición planteada por la Diputación de que abra una nueva etapa en este proceso -sería la tercera- que le permita cerrar definitivamente las gestiones para que se produzca el relevo en los órganos de poder.

Pues bien, según aseguró ayer mismo a este periódico la consejera delegada del club, la postura de la directiva es, al menos por el momento, dar por cerrada la ampliación de capital y mantenerse a la espera. El principal motivo de esta decisión es la falta de respuesta de las instituciones a la solicitud de "garantías formales" planteada por los responsables del Glorioso para atender la llamada de la Diputación y poner en marcha una nueva fase de capitalización de la institución.

Además, según lo aprobado en la junta extraordinaria de accionistas del pasado 24 de diciembre, el consejo de administración está facultado para poder adoptar esta decisión durante los próximos seis meses por lo que, a su juicio, no existen motivos para llevar a cabo en estos momentos una decisión precipitada. Como consecuencia, todo parece continuar enquistado a la espera de que un paso al frente definitivo por parte de los nuevos inversores o sus interlocutores públicos consiga desbloquear la situación.

Y es que en las oficinas del Paseo de Cervantes cada vez es más notorio el malestar con los representantes de las instituciones. El principal motivo de ello, el "aislamiento" que denunciaron la pasada semana y que, a su juicio, continúan padeciendo.

"Nadie se ha puesto en contacto con nosotros ni directa ni indirectamente. No hemos recibido noticia alguna por parte de los posibles inversores ni al club ha llegado nadie interesado en comprar. Nosotros lo único que hemos pedido es que si de verdad están tan interesados en ayudar al Alavés que lo hagan y desde ya a ser posible, pero nadie ha pensado que fuera necesario hablar con nosotros y la verdad es que nos parece una falta de respeto tremenda", argumentó Vanessa Ruiz de Gauna.

Con este escenario, se abre por delante un camino nada sencillo para todos los implicados. En el caso de Alfredo Ruiz de Gauna, la cada vez más acuciante falta de liquidez le hará muy complicado poder mantener con vida al Alavés sin ceder a las presiones para reabrir la ampliación de capital. Los inversores y las instituciones, por su parte, dependen ahora de que el actual presidente les abra la puerta de entrada para poder desembarcar o, en última instancia, tendrían que llegar a un acuerdo con él o los otros accionistas significativos para hacerse con sus títulos y lograr la mayoría del actual capital social.