Vitoria. Afronta el Deportivo Alavés días clave para su futuro mientras que la ansiada capitalización continúa sin concretarse definitivamente, aunque en los últimos días se han dado pasos decisivos que hacen augurar una resolución inminente de un proceso que ha protagonizado el día a día de la entidad del Paseo del Cervantes durante demasiado tiempo. Eso sí, o mucho se aceleran todos los procesos que se encuentran abiertos en estos momentos -los que tienen que ver con abogados, notarios y bancos, principalmente porque los acuerdos con Diputación y Ayuntamiento ya son una realidad- o va a ser imposible que el nuevo grupo inversor complete su desembarco en el club a lo largo del día de hoy, el último hábil dentro de la segunda fase de ampliación al cumplirse el segundo mes desde la apertura del proceso, el segundo que afronta el club en apenas un año.

Cerrar todos los trámites pendientes a lo largo de la jornada de hoy parece una quimera y de esta dificultad parte la petición que la pasada semana trasladó la Diputación Foral de Álava al actual consejo de administración para que procediese a abrir la tercera fase de la ampliación y alargar durante uno o dos meses más el periodo hábil para la adquisición de nuevos títulos, un proceso que cierra hoy su segunda fase sin que se haya producido una compra significativa de acciones por parte de un entorno alavesista que se encuentra a la espera de la llegada de los nuevos inversores.

Precisamente, en manos de Alfredo Ruiz de Gauna se encuentra la solución a esta disyuntiva. La petición realizada desde el Ejecutivo foral no tiene vuelta de hoja: o se abre la tercera fase de la ampliación de capital o la llegada del nuevo grupo inversor se trunca definitivamente. En esta tesitura, el consejo de administración parece abocado a tomar la decisión de estirar aún más el proceso a pesar de no haber recibido por parte de la Diputación las garantías de que el mismo se va a culminar de forma exitosa y de que el club va a poder hacer frente a todas las cuestiones que en estos momentos tiene abiertas, que son variadas y todas ellas perjudiciales para los intereses de la entidad.

Le llegan al Alavés fechas realmente comprometidas con la llegada del mes de marzo. Sin ir más lejos, el próximo martes se procederá a la subasta de los terrenos de Ibaia por parte de la Tesorería General de la Seguridad Social, proceso detenido anteriormente por la Diputación gracias a que en esa primera instancia no se produjo ninguna puja, situación que podría volver a repetirse ahora. Más comprometida es la cuestión de las demandas por incumplimiento del convenio de acreedores, aunque dichas vistas tendrán lugar el próximo día 24 y para entonces lo más seguro, de no mediar una inesperada catástrofe, es que la capitalización esté cubierta definitivamente.

Por si todo esto fuera poco, tampoco las arcas del club se encuentran en estos momentos en su situación más boyante y de no entrar liquidez casi inmediata podrían producirse problemas para hacer frente a los pagos ordinarios en un breve espacio de tiempo, un extremo que no se ha producido hasta la fecha a lo largo de la presente temporada, en la que los trabajadores del club han percibido siempre sus sueldos dentro de los plazos previstos sin producirse demoras y nerviosismos que podrían haber alterado la buena marcha deportiva del conjunto albiazul.

traspaso de poderes Una vez que el grupo inversor cierre su particular proceso interno de conformación con la rúbrica de sus acuerdos privados y ponga sobre la mesa los 2,5 millones de euros que completen el proceso de ampliación de capital, otro de los puntos que sigue en el aire es la forma en la que se llevará a cabo el cambio de poder en el seno del club y el paso de un consejo de administración, el actual encabezado por Alfredo Ruiz de Gauna, a otro en el que figurarán los representantes de los nuevos inversores. A priori debería ser una operación sencilla, pero la historia de todo el proceso tiene un trasfondo que hace augurar dificultades. El deseo del grupo inversor es pasar a controlar de manera inmediata los designios del Alavés -y con ellos la gestión de su gran inversión-, pero para ello han de llegar antes a un acuerdo con Alfredo Ruiz de Gauna como el que este alcanzó con Fernando Ortiz de Zárate, al que compró gran parte de su paquete accionarial para pasar a gestionar el club y no tener que esperar un mes a la convocatoria de una junta extraordinaria de accionistas con el riesgo que ello conlleva.

El problema en este caso es el malestar de Ruiz de Gauna, expresado ya en varias ocasiones, por las formas en las que se ha llevado a cabo el proceso. El actual presidente ha estado completamente apartado de cualquier tipo de negociación y las únicas comunicaciones, a través de intermediarios, han llegado por parte de la Diputación y siempre para pedirle algo, lo último la apertura de la tercera fase de la ampliación de capital.

El nuevo grupo inversor no está dispuesto a realizar otro importante desembolso para comprarle sus acciones al actual presidente, así que el cambio de poderes puede acabar resultando más traumático de lo aconsejable para una entidad que lo que menos necesita en estos momentos son nuevos sobresaltos.

Ruiz de Gauna se encuentra en este caso en una situación ventajosa de la que intentará sacar beneficio, ya sea a través de la venta de su paquete accionarial o del cobro de la deuda que tiene el club con él desde la anterior ampliación. Así, las dos partes están abocadas a una negociación para que el relevo en la directiva no resulte traumático y no se prolongue de manera innecesaria.