Vitoria. La puesta en marcha de una nueva ampliación de capital en el Deportivo Alavés no se ha traducido en una movilización masiva para la adquisición de nuevas acciones. Lejos queda la ilusión con la que se abrió este mismo proceso hace poco más de un año, cuando tanto desde el club como desde los pequeños propietarios se hizo un llamamiento a una compra masiva en busca de una atomización del accionariado que acabó fracasando. En esta ocasión, dicho fracaso está certificado desde el comienzo y, a pesar del esfuerzo realizado por pequeños propietarios como los ideólogos de la iniciativa Compra o Cede, lo cierto es que el alavesismo vive expectante y sin apenas moverse a la espera de que aparezca el inversor que aporte el dinero necesario para capitalizar el club y asegurar su estabilidad financiera.
Cuando el proceso de ampliación de capital ya lleva una semana abierto, apenas se han registrado movimientos en las oficinas del club en el Paseo de Cervantes. Cierto es que los Reyes Magos llegaron ayer cargados a varios domicilios vitorianos con algunos nuevos títulos del Alavés, sobre todo para los más pequeños de la casa, y también algunos pequeños accionistas han aprovechado este nuevo proceso para ayudar un poco más al club, pero la verdad es que los movimientos no han sido significativos y casi la totalidad de nuevas acciones siguen sin venderse.
En estos momentos, el alavesismo vive en una tensa espera mientras ve pasar con demasiada rapidez las páginas del calendario sin que aparezca la única solución posible con forma de inversión millonaria. Desde todos los frentes se asume que es imposible que los seguidores del club realicen el esfuerzo necesario para capitalizar la entidad hasta las cifras que necesita. No se pudo alcanzar dicho objetivo en la primera ampliación y tampoco ahora existe en la sociedad alavesa el respaldo suficiente para realizar semejante desembolso económico en pequeñas cantidades para que el accionariado se repartiese entre el mayor número de personas posibles.
Con la evidencia de que la atomización del accionariado es imposible, los seguidores del Glorioso viven con el corazón en un puño. Quien más quien menos expresa que las soluciones están tardando mucho más de lo esperado inicialmente y el pesimismo empieza a extenderse cada vez más entre unos aficionados que tratan de intuir desde dónde va a llegar esa necesaria inversión.
Tampoco en el seno del club, en su directiva, hay tranquilidad. También en los despachos de Mendizorroza se esperaba una resolución rápida de la ampliación de capital en cuanto la misma se pusiese en marcha y el hecho de acercarse a fechas decisivas para el futuro de la entidad (ahí están la subasta de los terrenos de Ibaia y las denuncias interpuestas por los acreedores del concurso) sin apenas dinero en las arcas ha provocado que el temor a una posible disolución se haya incrementado. Eso sí, ante la certeza de que la inversión tiene que llegar a través de un empresario o de una coalición de varios, esta ampliación apenas se ha publicitado y ni de lejos ha alcanzado la repercusión que tuvo la anterior.
dos semanas decisivas Esa incertidumbre desatada en el alavesismo por el transcurrir de los días sin noticias acerca de la capitalización también tiene su explicación. La aprobación del proceso en la pasada Nochebuena y su publicación en el Boletín Oficial del Registro Mercantil poco antes de la conclusión del año han conducido a que esta segunda ampliación haya dado comienzo en unas fechas ciertamente complicadas para que se aten todos los cabos necesarios para que se produzca la entrada de unos nuevos inversores que primero tienen que asegurarse un respaldo institucional sin el que la viabilidad y la estabilidad económica del Alavés en el futuro serían imposibles.
En el mundo empresarial, y menos en los tiempos que corren, nadie invierte su dinero sin saber dónde va a meterlo y sin contar con el apoyo de las principales fuerzas vivas de la ciudad y de la provincia. El problema es que en estos días festivos tanto el Ayuntamiento de Vitoria como la Diputación Foral de Álava se encuentran bajo mínimos. El apoyo de ambas instituciones, sobre todo de la segunda, son fundamentales y con el regreso a la normalidad de la próxima semana se comenzarán a dar esos pasos definitivos que tienen que servir para concretar definitivamente la entrada de un grupo inversor con un capital suficiente como para cubrir la ampliación.
Tiene por delante el Alavés un par de semanas fundamentales para su futuro en las que instituciones e inversores tienen que llegar a un acuerdo para garantizar la supervivencia del club vitoriano.