¿Qué balance realiza de la primera vuelta el director deportivo?

Hay que ser positivos porque cualquiera hubiese firmado llegar con dos puntos de cada tres al ecuador de la competición. En teoría, con estos números deberíamos haber sido líderes, pero el Eibar también ha estado muy bien y ahí estamos empatados. A nivel numérico y de puntos adquiridos la marcha es muy buena y solo podemos estar contentos. Además, también estamos satisfechos porque el equipo sabe a lo que juega. Tiene un modelo y siempre intenta jugar de una determinada manera, que es lo que queríamos. Tenemos agresividad, presionando arriba, arriesgando... Era la mentalidad que queríamos, un equipo que transmitiese, y lo hemos conseguido.

¿Se encuentra el equipo a la altura de lo esperado?

No ha sido una sorpresa porque era lo que pretendíamos. La duda era si lo íbamos a conseguir. Había que ensamblar un equipo intenso y que transmitiese y, por otro lado, competir y conseguir puntos. Había esa incertidumbre de si se puede conseguir o no, pero era lo que queríamos y no estamos sorprendidos.

Quizá la nota más positiva es la rapidez con la que se ha llevado a cabo el ensamblaje del equipo.

Sí. Siempre hemos considerado importante mirar al futuro, aunque lo fundamental es el día a día. Nos negamos a que solo exista presente sin futuro y nos parecía determinante marcar un camino y un estilo.

¿También el rendimiento global de la plantilla es satisfactorio?

Estamos satisfechos doblemente porque no es solo el tema deportivo. Hemos equilibrado también el apartado económico. La plantilla es más barata que el año pasado y hemos gastado cero en traspasos y en comisiones. El equipo es competitivo y las bajas no se han notado excesivamente porque los que juegan han cumplido y se ha seguido ganando.

El equipo ha tenido dos grandes puntos positivos destacados en la primera vuelta. El primero de ellos es su gran capacidad goleadora.

Entiendo que, además del acierto individual, es el equipo en su conjunto, con el entrenador a la cabeza, el que se muestra ese carácter ofensivo. Desde el portero, el lateral y cualquier centrocampista, cuando no tenemos la pelota hay siempre una intención de presionar arriba para recuperar el balón y ese carácter agresivo ayuda a que todo el equipo sea más ofensivo. Luego, la gente más adelantada está en un buen momento, aportando mucho.

El segundo punto positivo es la efectividad del equipo a domicilio.

En esta categoría cambia mucho de un domingo a otro. En Primera o Segunda todos los campos son muy similares, pero aquí hay irregularidad en los terrenos de juego, condiciones, superficies, estilos del rival... Hay demasiados cambios y de un domingo a otro parecen deportes diferentes. Queríamos un equipo con carácter y capacidad de adaptación y un entrenador que manejase diferentes sistemas y pudiésemos jugar a cosas diferentes. Creo que el equipo ha demostrado mucha madurez, sabiendo jugar a una cosa un día y a otra al siguiente.

En el lado negativo tenemos, por un lado, la elevada cantidad de goles encajados.

Hay que corregirlo y está en el debe, pero el propio carácter ofensivo del equipo te lleva a veces a cometer errores que los rivales aprovechan fácilmente porque estás demasiado adelantado. No es una excusa, hay que mejorar, pero siempre que vas arriba con agresividad y se te escapan tiene el rival más facilidades para llegar.

La otra piedra con la que está tropezando el equipo pasa por los partidos en Mendizorroza.

No creo que sea solo un defecto nuestro. Todos los rivales vienen a cerrarse mucho cerca de su portería y abrir a este tipo de equipos es lo más difícil que hay en el fútbol. Puedes jugar a un gran nivel y apenas rematar, pero ellos con esa disposición te llegan muy fácil. Hay que asumir y superar ese reto.

Los números son positivos, ¿también lo son las sensaciones?

Son buenas sensaciones. Practica un fútbol con el que me identifico mucho, con un punto inglés, un fútbol combinado que es obligado en Mendizorroza, donde no se puede permitir un juego arcaico de patadón, pero que busca la profundidad, llegar por bandas, generar ocasiones desde el primer minuto y sin especular con el balón. Transmite unas buenas sensaciones y creo que puede cuajar en Vitoria. Fútbol combinado pero agresivo y vertical, buscando siempre el gol.

¿Ha dado este equipo lo máximo o tiene margen de mejora?

En el fútbol actual muy pocas veces se le da a un grupo la posibilidad de crecer durante muchos años, pero está demostrado que los bloques que se mantienen mejoran su rendimiento con el paso de los años. Hay futbolistas que aún tienen que crecer y ahí tenemos a los más jóvenes, que lo están haciendo bien pero que tienen que mejorar.

¿El balance del trabajo del entrenador también es positivo?

Totalmente. El entrenador tiene dos cosas que me gustan mucho y por ello le elegimos. Es competitivo y agresivo, a veces en exceso, es exigente consigo mismo y con todos, es intenso y aprieta. Eso era fundamental para el proyecto, pero, además, es un entrenador que, más allá de cómo lo diga, siempre habla de fútbol. A los jugadores, a veces más suave y a veces por medio de un grito, les corrige posiciones, movimientos, situaciones tácticas... El entrenador les habla de fútbol a sus jugadores. Siempre es corrección táctica del juego. Hemos acertado porque no queríamos ni un entrenador blandito ni un entrenador que solo diese voces sin referirse a situaciones del juego. La nota para el técnico es muy alta.

¿Una nota para la plantilla?

Notable. Han dado un rendimiento individual y colectivo alto. Los sobresalientes no existen en fútbol porque todo se puede mejorar, pero a la plantilla hay que ponerle una nota alta por capacidad de adaptación, dando mucho rendimiento en poco tiempo.

¿Qué es lo mejor de este equipo?

La mayor alegría me la llevo con el vestuario, que además de virtudes futbolísticas es extraordinario a nivel social y es una piña en los momentos malos que hemos pasado durante los partidos y a lo largo de la temporada. Es un vestuario con personalidad. Los jugadores pueden ser muy buenos, pero nada funciona si no hay compromiso y pasión.

¿Un nombre a lo mejor del equipo?

El del entrenador como representación de todos ellos. Creo que hasta los que menos han participado tienen un mérito superior porque es más difícil rendir tan bien como lo han hecho cuando les ha tocado participar. Se han mantenido en la sombra concentrados y comprometidos y cuando han tenido la oportunidad han aportado y han sabido rendir, así que tienen mucho mérito. Destaco al grupo, con el entrenador a la cabeza.

¿Le ha sorprendido especialmente algún jugador?

No nos han sorprendido porque los hemos elegido para eso. Los hemos investigado por arriba y por abajo para que den rendimiento, pero la satisfacción, más que en los grandes nombres, la tenemos por los jóvenes valores. Salcedo y Jito son apuestas importantes y estoy orgulloso de haberlos podido traer, pero más orgulloso me siento del rendimiento y del futuro que le dan al proyecto nombres como Indiano y Calderón. Creo que todos tienen un valor importante, pero al final el equilibrio está en aunar nombres consagrados y jóvenes que nos ofrecen futuro a medio plazo.

¿Qué ha sido lo peor?

Todo se puede mejorar y este equipo a veces se queda demasiado descubierto atrás. Eso lo pagan los defensas, pero es responsabilidad de todos y hay que corregirlo. En el plano individual, cada futbolista sabe perfectamente qué puede dar y qué está dando. Todos tienen que hacer reflexión y ver en qué pueden mejorar porque esto es fútbol, está vivo y al que se duerme se lo lleva la corriente. Todo el mundo puede mejorar y aportar algo más.

De mantenerse esta progresión de puntos se alcanzarían los 76, cifra que casi aseguraría el liderato.

Sí porque creo que si calcásemos la primera vuelta y la segunda la hacemos exactamente igual, con los mismos aciertos y los mismos errores, creo que seríamos primeros. Todos tenemos un mes en el que puntuamos un poco menos y la igualdad es evidente porque solo hay un gol de diferencia, así que si firmamos los mismos números seremos primeros.

¿Hay algo que le sorprenda del resto del Grupo II?

No porque pasa lo mismo todos los años. Siempre hay equipos llamados a estar arriba que, por unas u otras razones, no aciertan con la tecla. En cada casa se tiran de los pelos y se preguntan cómo puede pasar lo que pasa con tal equipo y tal presupuesto, pero es algo que pasa todos los años en todas las categorías. En el fútbol no hay nada fácil.