Vitoria. El enfado por haber perdido otros dos puntos no ha sido suficiente para variar el estado de optimismo que vive una plantilla del Deportivo Alavés que volvía a despertarse ayer "con una sensación agridulce" tal y como explicaba su propio capitán, Geni. "Una sensación agridulce porque ha sido uno de nuestros mejores partidos en cuanto a juego, pero errores puntuales nos han condenado y no nos hemos llevado los tres puntos. En dos partidos buenos hemos sumado un punto, pero la gente en el vestuario está con confianza y sabiendo que este equipo puede seguir creciendo", explicó el asturiano a la conclusión de la sesión de trabajo matinal de ayer en Ibaia.
A pesar de esa sensación de haber hecho un buen partido, Geni tiene claro que el equipo tiene que hacer partidos todavía más redondos y sin fallos tan clamorosos para no tener que hacer esfuerzos tan grandes para sumar de tres en tres. "No hay duda de que hay cosas que corregir. Unas veces por nuestra culpa y otras por decisiones como la del árbitro anulando un gol totalmente legal creo que el grupo como conjunto debe mejorar algunas cosas para que los partidos no se compliquen tanto", aseguró un Geni que ponderó la capacidad del Alavés para "sobreponerse después de ir todo el partido a remolque", pero que a su vez reconoció que los tres goles del Lemona "llegaron en jugadas extrañas que no deberían haberse producido".
Pero para circunstancias extrañas, las que rodearon al gol anulado a Jon Moya, que contó con Geni como espectador de privilegio de un nuevo error arbitral de los muchos con los que los colegiados han cercenado las posibilidades del Alavés a lo largo de este temporada.
"Nos han quitado bastante más de lo que nos han dado. El gol de Moya me pillaba al lado y es clarísimo. Se adelanta al portero, remata y luego es el guardameta el que le pega a Jon en la cabeza. No sé dónde ha visto falta. Ya la podía haber visto el árbitro de Eibar en el gol que nos meten. Esperemos que cambie la cosa", indicó el delantero.
Eso sí, a pesar de todos estos errores arbitrales, el vestuario se mantiene tranquilo a la espera de que llegue un cambio en la racha: "Quiero pensar que es coincidencia pura y dura pero ya es hora de que nos toque a nosotros alegrarnos por una decisión del árbitro. Después de remar todo el partido en contra, consigues cuatro goles para ganar y no te lo conceden. Es una sensación de impotencia desagradable".