Vitoria. Con el agua al cuello, sin vías de escape a su alcance y el caudal del grifo a su máxima potencia. Así podría describirse gráficamente la situación en la que se encuentra actualmente el Deportivo Alavés. En peligro de muerte. Por duro que pueda sonar realizar este diagnóstico de una institución casi nonagenaria como la del Paseo de Cervantes -que durante toda su existencia se ha convertido en uno de los símbolos más importantes de la ciudad y la provincia que representa-, lo cierto es que su electrocardiograma actual se encuentra al borde del colapso definitivo. Muchas son las razones que explican esta peligrosísima deriva del Glorioso pero, desgraciadamente, muy pocas las posibles soluciones que se atisban en el horizonte. Quizás por ello, desde Mendizorroza se ha lanzado un SOS desesperado a la espera de que alguien recoja el guante.

Si ya la situación del club era delicada semanas atrás, los últimos acontecimientos han conseguido que saltasen las escasas alarmas que todavía aguantaban apagadas. De esta manera, la falta absoluta de liquidez para poder hacer frente a los pagos correspondientes al primer plazo del convenio de acreedores, los impagos que se derivan de ello, las denuncias presentadas ya en el juzgado por algunos de los acreedores y la decisión de la Tesorería General de la Seguridad Social de sacar a pública subasta -el próximo 26 de enero- las instalaciones de Ibaia (embargadas desde hace años) al no poder hacer frente el club a los pagos pendientes para saldar la deuda han terminado por estrechar al máximo el nudo que prácticamente asfixia la garganta albiazul.

Si a eso le añadimos la incapacidad de los actuales gestores del club para encontrar compañeros de viaje, la renuncia definitiva de la que hasta la fecha se presentaba como la alternativa más factible -Josean Querejeta- y la inamovible posición de las instituciones, que se niegan a conceder ninguna ayuda económica -incluso las que están comprometidas y aprobadas desde hace mucho tiempo-, el escenario cada vez se asemeja más al de un cementerio.

Quizás la decisión que ha significado el trazo final para dibujar este negrísimo panorama ha sido la decisión de la Seguridad Social de no esperar más por El Glorioso y activar la posibilidad de subasta pública que pesaba sobre los terrenos de Ibaia. Embargados desde hace años por la importante deuda acumulada durante el mandato de Piterman, en los últimos meses se había negociado con la administración pública el fraccionamiento de los pagos. Sin embargo, al no recibir el dinero, la maquinaria del estado se ha puesto en marcha y la ciudad deportiva del Alavés será subastada el próximo 26 de enero por algo menos de 2.100.000 euros. A partir de ahora, el club debe elegir entre pagar antes de esa fecha el importe de la deuda más intereses y costas -un montante total por encima del medio millón de euros- o resignarse a perder su único patrimonio junto al antiguo colegio de Izarra.

respuesta del club A través de una nota pública, el consejo de administración que preside Alfredo Ruiz de Gauna mostró su "sorpresa" por este giro de los acontecimientos ya que "en los últimos meses se habían producido una serie de contactos con la Seguridad Social para intentar encontrar una solución a un problema que venía heredado de épocas anteriores y aceptando ésta los pagos fraccionados de la deuda".

En el mismo documento, se denuncia la absoluta soledad en la que pelea El Glorioso y "la falta de apoyo por parte de las instituciones en momentos tan críticos como éstos, que podrían dar un giro de 180 grados a actuaciones de este tipo". En esta misma línea, se muestra convencido de que "en los próximos días no habrá ningún movimiento de apoyo institucional para intentar salvar al Deportivo Alavés de la situación económica en la que se encuentra". Por último, la directiva se compromete a continuar trabajando en la búsqueda de soluciones pero alerta de que "los plazos se están agotando" y reclama apoyos. Así, insta a "Diputación Foral de Álava y Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz para que se comprometan con el equipo y realicen los movimientos necesarios para su supervivencia". De la misma manera, también solicita al Eejecutivo foral que "ponga sobre la mesa de forma clara las actuaciones que está realizando a la hora de animar a supuestos futuros inversores a participar en la ampliación de capital. Una actitud que tranquilizaría a la ciudadanía y que, además, contribuiría a estabilizar la imagen del equipo".

Precisamente la actuación de las instituciones es una de las piezas claves en el posible futuro del Glorioso. Y no sólo el archiconocido papel de la Diputación como principal acreedor y comprador de los terrenos de Izarra. Porque el Ayuntamiento mantiene igualmente destacados asuntos pendientes con la entidad albiazul.

De esta manera, el Consistorio todavía le adeuda 400.000 euros que, evidentemente, supondrían un valiosísimo balón de oxígeno para sus maltrechas arcas. Ese dinero corresponde al acuerdo extrajudicial alcanzado en el conflicto de Betoño, que recogía una indemnización de 600.000 euros para el Deportivo Alavés. Un tercio se abonó en 2009 pero el resto aún no se ha transferido.

Por otro lado, todavía queda pendiente rubricar el nuevo convenio de utilización de Mendizorroza, roto tras el descenso a Segunda B. La directiva del Paseo de Cervantes solicita que el mismo recoja una indemnización por los tres millones de euros que puso en las obras de reforma del estadio -aproximadamente la mitad se ha consumido en concepto de canon pero 1.600.000 euros estaría pagado por adelantado- y el Consistorio se niega a ello tratando de vincular ambos enfrentamientos. Así pues, la voluntad final del Ayuntamiento marcará notablemente el futuro del Alavés.

Sentencias favorables Otra vía de ingresos que puede convertirse en una pequeña tabla de salvación para el club son las sentencias que condenan a Dmitry Piterman a devolver parte del dinero que se llevó. Ya hay una firme por valor de 51.000 euros -el ucraniano ha recurrido al Supremo pero el Alavés puede solicitar ya el abono preventivo de esa cantidad- y en primera instancia ya cuenta con otra sentencia favorable también por un importe de 130.151 euros. Además, resta por celebrarse el juicio más importante, en el que se le reclamará algo más de un millón.