La Muela. Poco más se le puede pedir a una jornada que no pudo ser más redonda para los intereses del Alavés. Nadie podía pensar en un final de tarde tan feliz cuando apenas faltaban quince minutos para la conclusión de un partido en La Muela en el que el cuadro vitoriano estaba naufragando. Eso sí, volvió a dar muestras este equipo que no se le puede dar por muerto si no se le ha descerrajado antes el tiro de gracia. Bien lo sabe un conjunto zaragozano que degustó el mismo veneno que varios oponentes alavesistas habían catado con anterioridad. El mordisco de unos colmillos mortales. La capacidad de resurrección de este particular ave Fénix albiazul. Tres puntos después de caminar durante muchos minutos sobre el filo de la derrota. Cuarta victoria consecutiva. Y, de regalo, el liderato por el tropiezo del Eibar. Con el viento, protagonista en La Muela, en las velas.

Afrontaba el conjunto vitoriano un partido en el que sabía que le iba tocar nadar a contracorriente. Las especiales circunstancias que rodeaban al duelo con el La Muela (campo pequeño, hierba artificial y viento incordiante) obligaban a dejar a un lado las florituras y pensar más en ser prácticos que vistosos. Se metió en esta particular batalla un Alavés luchador y peleón, pero falto de su habitual llegada a los metros decisivos ante su dificultad para llevar el balón raseado a las bandas, sus principales armas ofensivas.

Las jugadas a balón parado se convirtieron en la principal fuente de peligro de un equipo que demostró que sin el balón en los pies baja varios grados su nivel de peligro. Ni Calderón ni Casares pudieron disfrutar porque Indiano y Salcedo tampoco fueron capaces de poner el balón en el suelo. Como último gran perjudicado, un Geni huérfano de balones con los que inquietar los dominios de Zaparain.

Cual batalla en el barro pero con el viento como protagonista, los dos equipos se enzarzaron en una discusión por intentar dominar los balones aéreos y buscar las espaldas de las defensas con desplazamientos en largo, un escenario en el que el La Muela se mostraba mucho más cómodo al tratarse de su estilo de juego habitual.

gol y reacción Encontró el cuadro maño el premio a sus intentos en el minuto 59 con la internada de Mainz por la banda izquierda desbordando a Morcillo. Salvó Montero su primer remate, pero nada pudo hacer ante la segunda tentativa del punta muelano, que se alojaba en las mallas alavesistas.

No se lo pensó demasiado un Álvarez Tomé que movió con celeridad su banquillo para dar entrada a Ibon y Esparza -anteriormente ya había entrado Jito- sustituyendo a Alaña y Moya, dejando de esta manera desguarnecido el sistema defensivo para potenciar la creación de juego.

Con la entrada de estos dos jugadores y la definitiva irrupción de Indiano, el Alavés se hizo dueño del balón y lo puso en el suelo. Le ganaron los centrocampistas el duelo a las manecillas del reloj con una sensacional puesta en escena del vísteme despacio que tengo prisa. Cuando la lógica reclamaba locura, la sensatez aplicó cordura. De esa pausa y de la circulación de balón, exquisita al fin, nació la reacción albiazul.

Llegó el empate a través de un penalti de Hervías por mano a disparo de Geni. Corría el minuto 77 cuando Morcillo, seguramente el lanzador menos esperado teniendo en cuenta la presencia del propio capitán o de especialistas como Jito, Esparza o Salcedo, convertía la primera pena máxima a favor de toda la temporada. Pero no se acababa ahí un partido en el que el empate sabía a poco. Otra combinación de clase, entre Salcedo, Jito y Casares, permitió al gaditano rubricar el triunfo con un disparo cruzado cuando el reloj ya decía que el partido se acababa. Finalizaba, sí, pero lo hacía con un triunfo, otro más, que permite al Alavés alcanzar el liderato y afrontar un momento decisivo de la temporada empujado por el viento que sopla favorable sobre sus velas.

Goles: 1-0, minuto 59: Mainz. Mainz remata y su disparo lo salva Montero, pero el balón vuelve a los pies del delantero que bate la portería albiazul con un disparo cruzado. 1-1, minuto 77: Morcillo, de penalti. El colegiado castiga con pena máxima unas manos de Hervías. Morcillo transforma el penalti con un disparo raso. 1-2, minuto 89: Casares. Servicio de Salcedo desde la banda que Jito baja al suelo para la entrada de Casares desde atrás, que bate al meta del La Muela con un disparo cruzado desde la izquierda que entra tras golpear en la base del palo.

Tarjetas: Conejo Rodríguez (colegio catalán). Expulsó por doble cartulina amarilla a Fausto (minutos 67 y 85). Amonestó a Hervías (m. 76) y Royo (m. 78). También mostró cartulina amarilla al entrenador del La Muela, Gori Silva, en el minuto 51. Con el partido acabado mostró roja a Bruna.