Vitoria. No podía elegir el Deportivo Alavés otra vía que no fuese la del sufrimiento para reencontrarse con la victoria después de dos jornadas consecutivas dejando el casillero sin nuevos puntos. La particular tragicomedia albiazul vivió ayer su punto álgido. Del enfado a la alegría para llegar a una explosión final de júbilo precedida de un sufrimiento como pocas veces se recuerda. Arrancó mal, remontó, no sentenció, se vio perjudicado por el arbitraje y a punto estuvo de perder si no llega a ser porque el propio colegiado se encargó de devolverle al final lo que le había quitado con anterioridad. Un Glorioso atrincherado atrás con sólo nueve jugadores tras dos expulsiones supo agarrarse con uñas y dientes a tres puntos de oro, contra viento y marea, dentro de un partido al que no le faltó de nada. El manual perfecto de cómo jugar con fuego sin llegar a quemarse.

Casi en la primera jugada con cierto aroma de peligro, el Oviedo encontró el tesoro que tan poco escondido tiene este Alavés. La insana costumbre de regalar goles a los rivales, y ya van diez jornadas consecutivas, parece no tener remedio y, en esta ocasión, Manu Bustos se aprovechó de un error de bulto de coordinación entre Cuesta y Casas para quedarse solo ante Montero y batirle con suma facilidad cuando apenas se habían cumplido los primeros doce minutos.

Amenazaba ruina de nuevo el edificio alavesista, en peligro de quema absoluta a lo largo de unos minutos subsiguientes al gol en los que el Oviedo bien pudo haber resuelto el partido a su favor. El mazazo fue demasiado duro para un equipo que, por momentos, se vio absorbido por su propia espiral de negativismo.

El crepitar de las llamaradas carbayonas, cada vez más peligrosas, estuvo a punto de acabar con un Alavés que en sus peores momentos recibió el auxilio de un bombero que acudió al rescate con la manguera chorreante de goles. Geni, el reaparecido Geni, el ex oviedista Geni, fue el encargado de ejercer de apagafuegos con sus dos dianas.

En apenas siete minutos, los que van del 22 hasta el 29, el capitán alavesista aplacó todas las llamaradas que amenazaban con consumir el edificio erigido por el cuadro vitoriano. Se aprovechó el punta asturiano primero de un gran servicio de Rico para cabecear magistralmente a la red en su soledad, abandonado de cualquier tipo de marcaje, mientras que en la ejecución del segundo supo romper el fuera de juego para batir la salida de Aulestia con un suave toque. No hubo celebraciones externas por ese pasado carbayón. La alegría corría por dentro.

sin sentencia Se hizo el Alavés amo y señor absoluto de un partido que dominó por sus cuatro costados, pero una más que rigurosa roja directa a Cuesta poco antes del descanso era el avance del sufrimiento que acabaría llegando. Pese a dicha inferioridad, supo el cuadro vitoriano recomponerse y defenderse con orden ante un Oviedo al que ni siquiera parecía correrle sangre por las venas y al que sólo la falta de puntería albiazul en los metros finales le permitió alcanzar el tramo final del partido con algo de oxígeno en sus pulmones.

Con el paso de los minutos, y sin esa sentencia que había merecido, se replegó unos cuantos metros un conjunto albiazul que, por momentos, actuó con cinco defensas y otros tres pivotes de contención por delante, con Casares en punta intentando cazar ese balón decisivo. Se chamuscó el Alavés entonces jugando al otro fútbol. Una primera amarilla a Casas por perder tiempo seguida, en apenas seis minutos, de una segunda y la consiguiente roja supusieron la chispa que necesitaba un Oviedo incapaz de encender la mecha ofensiva por sí mismo. Ocurrió de todo en esos diez últimos minutos del partido en los que el área albiazul se convirtió en una trinchera finalmente inexpugnable por lo civil y lo criminal. Ocurrió de todo y no acabó pasando nada. No se movió más el marcador, no llegó a quemarse un Alavés que fue pirómano y bombero, que jugó con fuego sin quemarse.

Goles: 0-1, minuto 12: Manu Bustos. Pase de Castells en profundidad que no son capaces de cortar entre Cuesta y Casas, habilitando a Manu Bustos, que se queda solo ante Montero y marca con tranquilidad. 1-1, minuto 22: Geni. Gran centro desde la izquierda de Óscar Rico que aprovecha Geni para, libre de marca, cabecear con comodidad a gol. 2-1, minuto 29: Geni. Balón peinado por Pardo a la espalda de la defensa ovetense, del que se aprovecha Geni para volver a marcar salvando la salida de Aulestia.

Tarjetas: Hermosilla Alaña (colegio riojano). Expulsó por roja directa a Igor Cuesta (minuto 44) y por doble amarilla a Casas (minutos 79 y 85). Amonestó a Morcillo (minuto 20), Víctor Díaz (minuto 24), Juanma (minuto 27), Falcón (minuto 51), Montero (minuto 86), Negredo (minuto 94) y Rubiato (minuto 94).