Vitoria. Un banquillo pasional y muy caliente. No se puede explicar de otra manera la forma en la que viven los partidos buena parte de los integrantes del cuerpo técnico del Deportivo Alavés a tenor de la cantidad de amonestaciones que acumulan en los primeros seis compromisos del curso. Miguel Ángel Álvarez Tomé es la cabeza visible del mismo y el que se lleva la palma en forma de tarjetas, pero sus acompañantes en la banda no se quedan atrás cuando se trata de defender sobre el terreno de juego los intereses de su club e intentar presionar a los árbitros cuando interpretan que sus decisiones son perjudiciales, situación que se ha convertido en una constante en este arranque de temporada.

Una cartulina roja y otras seis amarillas es el balance que presenta el banquillo con seis compromisos ligueros disputados. Además de Álvarez Tomé, el segundo entrenador, Alfonso Subero, y el delegado, Roberto Jiménez, han visto castigadas sus protestas y cada uno acumula ya dos amonestaciones.

La mayor parte del pastel se la lleva un Álvarez Tomé que vive de manera desaforada cada compromiso. En la jornada inaugural, contra el Caudal, vio su primera amarilla; en la visita a Osasuna, fue expulsado y castigado con dos partidos de suspensión; a su regreso, contra el Logroñés, tampoco se libró de una amonestación y sólo en la visita a la Gimnástica concluyó el partido sin que el colegiado le dejase su tarjeta de visita.

En Santa Ana de Tanos, fueron sus acompañantes en el banquillo los que se encargaron de dar la réplica que se guardó Tomé. Tito y Roberto Jiménez acumularon su segunda amarilla de la temporada en la visita a tierras cántabras, ya que el segundo entrenador había sido amonestado en el choque contra el Logroñés y el delegado recibió una amonestación en el Reyno de Navarra.