hay vida más allá del fútbol y para Javi Casares, además de la familia, la compañía de una cámara de fotos sirve para llenar sus ratos de ocio. La Escuela de Arte de Granada le sirvió como especialización para completar el Grado Superior de Imagen y Sonido. El año pasado, su mejor instantánea fue la celebración del ascenso con el Granada. Este año, en Vitoria, quiere repetir esa imagen vistiendo la camiseta albiazul y cumpliendo también el sueño personal de ascender de categoría, un logro del que se ha quedado a las puertas esta temporada al no entrar en los planes de futuro del conjunto andaluz una vez consumado su ascenso a Segunda División.

"El tema de la fotografía es algo que me encanta y aproveché el año en Granada para especializarme y completar mi formación. Después, mi novia se encarga de ordenarlas cuando acaba cada temporada y salen unos libros muy bonitos que nos sirven para recordar todo lo que nos ha pasado", explica el gaditano.

A la espera de esa gran foto con la Plaza de la Virgen Blanca como escenario, el primer rincón con el que ha llenado sus instantáneas corresponde a Mendiola. "Fuimos a comer con los compañeros a la sidrería y fue un lugar que me encantó. Era un sitio ideal, en medio del monte y, hasta el momento, es lo que más me ha gustado", asegura a la vez que espera la llegada de una nieve a la que se acostumbró con sus visitas a Sierra Nevada, un lugar que le impactó: "En cuanto nieve salgo a la calle porque son fotos espectaculares y es algo a lo que no estoy acostumbrado aunque ya lo viví en Granada el año pasado".

Eso sí, la llegada de las nevadas supondrá que también comenzará a hacer efecto el conocido invierno vitoriano, sobre el que ya le han puesto en antecedentes y que ha podido comprobar de primera mano a lo largo de unas últimas horas en las que ya ha tirado de calefacción para tratar de mitigar unas temperaturas a las que no está acostumbrado.

"Hasta ahora no se había notado mucho, pero ahora que parece que el sol ya se ha escondido... Ya me habían avisado los compañeros, pero es que encima yo soy muy friolero, aunque a todo habrá que adaptarse". Eso sí, a pesar de lo benigno del clima hasta la entrada del otoño, lo que no abandona en su cama es el nórdico porque ni de lejos se alcanzan en Vitoria las cálidas temperaturas a las que está acostumbrado en tierras gaditanas, aunque ya en Granada le tocó pasar bastante frío en invierno.

Bastante mejor que el frío lleva Casares la entrada en un vestuario en el que hace gala de sus orígenes. No en vano, su chispa le da vida a un vestuario en el que reina el buen ambiente después de un inicio de Liga espectacular.

"Los compañeros se ríen mucho de mí por mi forma de hablar y, encima, soy de los que cuentan muchos chistes y se lo pasan muy bien conmigo". Así, de risas y celebraciones, quiere que sea la fotografía que resuma la temporada del Alavés cuando llegue junio.