A escasas dos semanas de que se celebre la Junta General de Accionistas que puede clarificar en cierta medida el futuro del Deportivo Alavés, la familia Ruiz de Gauna acelera estos días los contactos con los que pueden convertirse en sus aliados definitivos en la complicada batalla que están librando para rescatar al club de las deudas que lo asedian. El nuevo máximo accionista de la entidad del Paseo de Cervantes, consciente de la necesidad de pulsar cuantas teclas sean necesarias para obtener la liquidez que permita hacer frente a los pagos pendientes, se ha visto inmerso en una espiral de reuniones y encuentros de lo más variopinto, que al final han dado como resultado que numerosas personalidades, tanto del ámbito empresarial como el deportivo, hayan irrumpido en el nudo de una película que seguramente acabará encontrando el desenlace definitivo en empresarios de la provincia .
A día de hoy, la familia Ruiz de Gauna se muestra "optimista" con respecto a la resolución de esta intrincada travesía por los despachos. Como publicaba ayer este periódico, existen ahora mismo tres vías de negociación abiertas -dos con conglomerados empresariales alaveses y una tercera con el representante de jugadores Javi González- que podrían derivar en los próximos días en un acuerdo que, al menos en el plano institucional, devuelva la calma a un club sacudido por la inestabilidad. El propietario de Viajes Bidasoa, que adquirió hace unas semanas la mitad del paquete accionarial de Fernando Ortiz de Zárate, en absoluto se ha topado con facilidades a la hora de encontrar inversores dispuestos a la hora de poner el dinero en un Deportivo Alavés cuyas deudas han provocado que muchos de los interesados se echaran atrás tras conocer el estado real de las cuentas.
Es el caso, por ejemplo, del grupo relacionado con Asegarce que hace unos días se citó para almorzar y meditar su posible entrada en el club. En aquella mesa, como en su día adelantó DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, se desestimó el desembarco en el club de un conglomerado de inversores que, entre otros, incluía a ex jugadores como Julio Salinas o Rafa Alkorta, un empresario y representante de jugadores con relevante experiencia en gestión como Miguel Santos y el anfitrión, el televisivo cocinero Karlos Argiñano. Este grupo, que manejaba la idea de colocar en las oficinas de Cervantes al ex seleccionador nacional Javier Clemente, en principio como principal responsable del área deportiva, llegó más o menos a la misma conclusión que ha alcanzado la mayor parte de los potenciales inversores que han mantenido contactos con Ruiz de Gauna o, en su día, con el hoy presidente en funciones, Fernando Ortiz de Zárate.
La onerosa deuda acumulada, unida a la postura -por ahora- inflexible de una Diputación harta de los desmanes de gestión que se han producido en las oficinas de Mendizorroza en los últimos tiempos, se ha alzado como un obstáculo insalvable para los inversores foráneos, de tal manera que la idea de que todos estos nombres de cierta refulgencia que han ido sonando se unan en un futuro próximo al Alavés ha perdido fuerza.
Ruiz de Gauna centra ahora sus esfuerzos en soluciones más próximas. El propietario de Viajes Bidasoa, que en su día quedó huérfano del apoyo del que había sido su compañero de viaje en su empeño por crear un tripartito de poder en el consejo de administración albiazul, Guillermo Asarta, ya ha manifestado que está abierto a escuchar a todo el que esté dispuesto a arrimar el hombro para propiciar el renacer de la entidad. Lo que no esperaba el máximo accionista es que esa disposición a atender cualquier propuesta le empujara a toparse con el pasado, con la alargada y oscura sombra de Dmitry Piterman.
Pepe Nereo, en su día vicepresidente y mano derecha del ucraniano, ha sido uno de los últimos en hacerse un hueco en esta ensalada de pretendientes. A través de José Ramón Tellería, director general del Grupo Inmobiliario Rioja, con quien mantiene relaciones comerciales, ha tanteado la posibilidad de volver a ingresar en la entidad. Una posibilidad que Gauna, ferviente opositor durante el periodo negro de Piterman, rechaza bajo cualquier circunstancia.
Nereo, de hecho, acudió de la mano de Tellería al almuerzo celebrado con los Argiñano, Alkorta, Santos y compañía. Y posteriormente -la semana pasada- mantuvo un encuentro en Santander con el propio Ruiz de Gauna. El dueño de Viajes Bidasoa, fiel a su idea de prestar oídos a cualquier posible inversor, acudió junto a Tellería a Santander, donde supuestamente debía conocer a un grupo de empresarios cántabros, relacionados con el Grupo Rioja e interesados en invertir capital en el Alavés. Pero se encontró con una sorpresa tan inesperada como indeseada. El antiguo guardaespaldas de Piterman, que carece de la capacidad inversora que se requiere, tanteó la posibilidad de volver a formar parte del organigrama directivo de un club que en su día condujo junto al ucraniano al desastre económico que lleva padeciendo los últimos años. Ruiz de Gauna, pese a que ha manifestado su predisposición a negociar con cualquiera que tenga dinero y un proyecto para el club, desechó en el acto el ofrecimiento de Nereo.
Así las cosas, el máximo accionista albiazul tratará de cerrar en los días previos a la Junta de Accionistas un acuerdo con alguno de los tres potenciales socios con los que ahora negocia. Con quien no podrá llegar a un pacto es con Ortiz de Zárate, que parece decidido a no invertir un euro en el club que hasta hace poco gobernaba con mayoría accionarial. El propio Gauna le planteó la posibilidad de asumir la inversión entre ambos y el presidente en funciones lo rechazó.