EL Deportivo Alavés cerró con su visita al Zamora el periplo de seis partidos que en el arranque de la temporada le sirvieron para encaramarse al liderato del Grupo I de la Segunda División B, objetivo con el que se arrancó el curso y que contempla ahora como inviable, más aún cuando, en el inicio de la segunda vuelta liguera, el cuadro vitoriano no se acerca, ni de lejos, a las cifras que le permitieron vivir con comodidad durante tantas y tantas jornadas has iniciar una caída en picado de la que todavía no ha sido capaz de levantarse.
Con catorce puntos solventó el cuadro vitoriano los seis primeros partidos de la campaña de su regreso a la categoría de bronce del fútbol estatal. A pesar de que existían ciertas dudas acerca de cómo iba a ser el rendimiento de un equipo al que se le presuponía falto de rodaje en el mes de septiembre, los resultados, que no el juego, se encargaron de sembrar la semilla de la esperanza entre una afición que comenzó a ilusionarse con la idea, falsa a la postre, de que su equipo todavía tenía un amplio margen de mejora por delante para ir mostrando todo su potencial con el paso de los meses.
Las victorias contra el Izarra, Cultural Leonesa, Guijuelo y Zamora, unidas a los empates cosechados frente a Lemona y Osasuna B, llenaron el casillero vitoriano con catorce puntos que, además, propiciaron el ascenso hasta el liderato del grupo.
Quien más quien menos, casi todo el mundo se las prometía felices ante la efectividad y la seriedad de un equipo que marchaba invicto y nadie era ni siquiera capaz de vislumbrar una pequeña caída, mucho menos de la magnitud de la que se produjo con posteridad. Y es que, tras esos primeros catorce puntos iniciales, el Alavés sólo pudo sumar otros dieciséis más a lo largo de las trece jornadas que restaban para la conclusión del primer tramo de la competición liguera.
El inicio de la segunda vuelta debería haber servido de analgésico, sobre todo porque, menos el Lemona, todos los oponentes a los que se está enfrentando el cuadro albiazul ocupan puestos de peligro. Pese a ello, el casillero de puntos alavesista presenta un alarmante déficit con respecto a las cifras que acumulaba en la primera vuelta.
En los seis partidos del arranque de la segunda, el conjunto ahora entrenado por Iñaki Ocenda sólo ha sido capaz de cosechar cinco puntos a través de otros tantos empates, perdiendo además en su visita a León. Escaso bagaje que empeora una situación ya arrastrada. El único consuelo es que a partir de ahora sólo se puede mejorar.