Vitoria. La situación en el Deportivo Alavés precisaba de un golpe de timón para que la nave albiazul no acabase encallando ante una de las muchas dificultades que le han venido surgiendo. La tenencia por parte de Fernando Ortiz de Zárate de un importante paquete accionarial se presentaba como uno de los principales impedimentos para la llegada de nuevos inversores de la mano de Alfredo Ruiz de Gauna. Así, el propietario del Grupo Bidasoa ha decidido hacerse con la mitad de las acciones que hasta la fecha poseía el actual presidente en funciones para que en el futuro éste no tenga representatividad en el club, abriendo así las puertas a un acuerdo.
Se trataba de una situación espinosa por culpa de la desconfianza que ha ido sembrando el hasta ayer accionista mayoritario. El oscurantismo y las dudas han presidido su mandato y, llegada la hora de la ampliación de capital, ningún inversor que se ha acercado a interesarse por la situación del club ha querido acompañarle. La desconfianza en el hacer de Ortiz de Zárate ha alcanzado un punto que la sola posibilidad de que siguiera siendo miembro del consejo de administración se había convertido en un obstáculo para la llegada de nuevos inversores, que ahora ya tienen vía libre para aportar su capital.
Los próximos días serán definitivos en este sentido, ya que los contactos del propietario del Grupo Bidasoa con dos grupos de posibles inversores han sido una constante a lo largo de las últimas jornadas. Reuniones, conversaciones y comidas han servido para entablar unas sólidas relaciones con personas interesadas en invertir en el club y, tras cumplir con la exigencia de que el papel de Ortiz de Zárate quedase reducido a la mínima expresión, el acuerdo parece más cercano. Eso sí, vistos los problemas de última hora que surgieron con Guillermo Asarta y Javier González, el empresario vitoriano quiere andar con pies de plomo y no dar cosas por hechas hasta que los pactos no sean reales.
La compra de la mitad del paquete accionarial de Ortiz de Zárate por parte del dueño del Grupo Bidasoa no va a suponer un cambio radical en el funcionamiento del club. El actual presidente en funciones seguirá en su cargo hasta el próximo 9 de marzo, cuando se elegirá un nuevo consejo de administración.
Eso sí, esta aparente continuidad también vendrá marcada por algunos tintes de cambio. De cara a su futura entrada en el club, Ruiz de Gauna quiere empezar a trabajar en la entidad con un poco más de profundidad para comenzar a adelantar trabajo de cara a buscar el saneamiento del club.
El propietario del Grupo Bidasoa se marca como principal objetivo alcanzar acuerdos con los acreedores para evitar que las deudas ahoguen el funcionamiento diario del club a través de una dilación en los pagos que los haga más asumibles para un club que, en estos momentos, se encuentra con las arcas a cero.
Una de las prioridades en este aspecto será el pago de los salarios de una plantilla que sigue sin percibir la mensualidad de enero. Se les pretende exponer a los jugadores que, a pesar de que la situación es muy complicada, se va a intentar estar al día en el abono de las nóminas para que estén centrados completamente en el aspecto deportivo, en el que también se les va a subir el grado de exigencia.
Porque, además de trabajar en la mejoría del plano económico, el que es uno de los principales accionistas del Alavés también considera prioritario enderezar el rumbo deportivo de un equipo que en las últimas semanas se ha ido alejando paulatinamente del objetivo del ascenso. El dueño del Grupo Bidasoa tiene claro que el regreso a Segunda División supondría una importante inyección económica para el club y no quiere dar la temporada por perdida.