Vitoria. Pasados los ecos de la necesaria destitución de un Javier Pereira que ya había demostrado en demasiadas ocasiones su incapacidad para llevar a buen rumbo la nave albiazul, el alavesismo tiene que aunar esfuerzos una vez más en busca del ansiado objetivo, que cada vez está más complicado. Dice el refrán que es la esperanza lo último que se pierde, pero para que la misma se mantenga viva hay que alimentarla, de manera inmediata, con una victoria que permita suturar en parte la enorme brecha de puntos abierta en la tabla clasificatoria entre los que ocupan puestos de privilegio y los que aspiran a desbancar a la nobleza del grupo.
El estreno de Iñaki Ocenda en el banquillo alavesista sirve como excusa perfecta para poder tornar los pitidos en aplausos. No le hace falta mucho a esta sufrida afición para volver a ilusionarse una y otra vez aunque su equipo no le regale demasiados motivos y, una vez más, la grada de Mendizorroza tiene que ayudar a que el estadio del Paseo de Cervantes se convierta en plaza inexpugnable para los visitantes. Por ahí pasan gran parte de las opciones de ascenso que todavía siguen vivas.
No lo tendrá fácil el técnico vitoriano en su estreno. A nadie escapa que la situación no es la ideal para echar a andar, más aún cuando este equipo ha dado sobradas muestras de que le cuesta hasta gatear, pero Ocenda tendrá que erigirse en catalizador de la ansiada reacción. De momento, sus pautas han sido claras y, de cumplirse, a buen seguro que casarán con facilidad con una grada cansada de ver deambular por el césped durante demasiados minutos a unos futbolistas a los que ahora se exigirá un cambio actitudinal que sirva para camuflar todos los defectos vistos hasta la fecha, que, a decir verdad, no son pocos.
El nuevo preparador albiazul les ha exigido a sus pupilos que lo den todo en el campo para llegar exhaustos a los vestuarios. Que sean aguerridos, metan la pierna y peleen por cada balón como si fuera el último. Y, sobre todo, que corran mucho y se muevan de manera constante sobre el terreno de juego para intentar llegar a todos esos balones sueltos que hasta ahora siempre han ido a parar a los pies de los rivales. Diccionario básico de cualquier equipo del Grupo I de Segunda B que tenga fundadas esperanzas de ascender.
Aparte de este necesario cambio en la actitud, ya ha adelantado Ocenda que será complicado que se vean nuevas cosas de su particular libreto futbolístico porque el equipo apenas ha completado cinco sesiones de trabajo a sus órdenes. Eso sí, si hay que hacer caso a las mismas, no le va a temblar el pulso al vitoriano a la hora de anunciar la diferenciación entre titulares y suplentes. El tiempo de las vacas sagradas parece haber llegado a su fin con la marcha de Pereira y ahora todos los futbolistas parten de cero para el nuevo técnico.
importantes ausencias Entre unas cosas y otras, pocos serán los que reconozcan al once titular que, a eso de las cinco, salte al césped de Mendizorroza. Si respeta el trabajo que ha realizado en los entrenamientos, entre bajas obligadas y descartes del propio entrenador, el equipo puede presentarse con hasta cinco caras nuevas con respecto al que no fue capaz de cosechar nada positivo en su visita al Reino de León la pasada semana.
A los sancionados Castells, Raúl Llorente y Morcillo se pueden unir los hasta ahora intocables Dani Bouzas y Geni, quienes han disfrutado de muchos minutos hasta la fecha a pesar de no haber ofrecido el rendimiento esperado sobre el césped. Se trata de cinco auténticos pesos pesados dentro del equipo, pero la situación obliga a variar el rumbo urgentemente.
Así las cosas, en los últimos entrenamientos Ocenda ha enseñado un once en el que Montero parece destinado a seguir guardando la portería, flanqueado en defensa por Mesquita, Igor Cuesta, Iker Guereñu y Carrión. Por delante, un doble pivote de corte defensivo al que se le pide destruir el juego del rival y dar una salida rápida al balón, conformado por Alaña y Romerito.
En la zona de vanguardia, el nuevo técnico alavesista apostará por la velocidad y la movilidad de sus jugadores, sin la presencia de una referencia única y estática, siendo Joseba Arriaga quien partirá en una posición más adelantada. Por detrás, una línea de tres mediaspuntas con posibilidades de intercambiar entre ellos sus posiciones, formada por Ruano, Igor y Óscar Rico.
El incremento en el rendimiento de todos y cada uno de los jugadores será importante para conseguir tres puntos vitales ante un Guijuelo que ha conseguido renacer de la mano de Carlos Pouso en el banquillo.