Vitoria. Posiblemente el hecho de conocer la casa albiazul como nadie -tanto en las alegrías como en las decepciones- le ha permitido inmunizarse ante las siempre peligrosas alteraciones de ánimo. Es plenamente consciente de que tiene ante sí un reto de dimensiones mayúsculas y que no cuenta con demasiadas armas para afrontarlo con garantías pero, lejos de resignarse, coge al toro por los cuernos y reclama intensidad y orden como premisas fundamentales para recuperar la sintonía con la afición.

¿Cómo recibió la noticia de que el consejo de administración había pensado en usted como sustituto de Javier Pereira?

Tuve una llamada del club diciéndome que me personara en las oficinas. Lógicamente después de las circunstancias del partido anterior y los comentarios que había sobre el entrenador sabía por dónde podía ir encaminada la situación. Entonces, llegué a las oficinas y me ofrecieron coger el equipo

¿Qué fue lo primero que pensó en ese momento?

Al final tampoco es una cosa para pensártela, es algo que está claro. Aceptas y poco más, no tiene mayor misterio.

En el momento de cerrar la puerta al salir de la oficina tras dar el sí, ¿sintió vértigo?

Cuando aceptas un cargo de estos es un acto de responsabilidad. Asumes que estás en un club histórico, en el que has jugado, que está en una situación comprometida... No hubiese sido lógico que hubiese dicho que no. Hubiese sido una especie de renuncia en un momento en el que te necesitan. Si te lo piden, es porque te necesitan.

Pero parece inevitable sentir un vacío en el estómago viendo todas las complicaciones que presenta la situación.

Sí, sí, sí. Hombre, te cuesta porque empiezas a asimilar cosas. Al final asimilas que efectivamente es una responsabilidad que te cae y que hay que apechugar con ella.

Apenas lleva unas horas desempeñando su nueva función y le queda mucho trabajo por delante.

Sí, pero eso es habitual. Entras nuevo y hay cosas que quieres cambiar. Porque hay que ganar. Si llegas a un sitio y se está ganando, -que evidentemente no es lo que suele suceder cuando se despide a un entrenador- no tocarías nada. Pero cuando entras a un lugar en el que no están funcionando las cosas, lógicamente algo habrá que modificar. Cada entrenador tenemos, con las vivencias que hemos tenido, una forma de actuar y eso es un poquito lo que vamos a pretender. Tampoco te puedes volver loco, porque al final tienes tres entrenamientos para preparar un partido con una connotación importante que son tres bajas. Estás un poco mediatizado pero es que es así y lo tienes que asumir. No puedes decir "vamos a esperar dos semanas a recuperar gente". No, es ya. Es ya.

En el Alavés ha hecho casi de todo a lo largo de su carrera, ¿empieza ahora su etapa más importante en el club?

Si te digo la verdad, creo que hecho mil funciones. He sido entrenador, segundo entrenador, delegado, delegado de campo, jugador... Se puede decir que ésta es la etapa más vital en cuanto a que la situación es muy delicada. Hay que reconocer que es así y no solamente en el aspecto deportivo porque todos sabemos cómo está el club en este momento. Han coincidido dos factores, que deportivamente no estamos bien y que socialmente hay una incertidumbre por ahí.

Ayer dirigió su primer entrenamiento. ¿Qué les dijo a los jugadores? ¿Cómo fue ese primer contacto?

Bueno, primero dijo unas palabras Javi Muro y fuimos un poco de la mano en la forma de hablar. Explicamos que la situación es complicada, que somos los que somos y que tenemos que apechugar con lo que tenemos e intentar tirar para delante. Les comenté un poquito que valoraba la labor que había hecho el anterior entrenador y que hay una parte de responsabilidad en ellos de que esto haya sucedido. Yo creo que eso lo asumen y por eso el futbolista también está un poco chafado porque dice "no hemos sacado resultados y la consecuencia es ésta". Se lo he hecho ver, que hay un profesional que ha trabajado denodadamente por sacar el proyecto adelante y que no ha podido ser. Les comenté que hasta ahora he visto al equipo como mero aficionado y que algunas cosas quería hacerlas diferentes. Y el primer entrenamiento que hemos hecho -ayer- fue un poco constatar eso. Les he pedido que me gustaría que el grupo fuera un grupo intenso. Bajo mi punto de vista tenemos que elevar un poco el tono porque me da la sensación que nos hace falta jugar con un poco más de chispa, de intensidad.

Esa intensidad debe ser la piedra angular sobre la que se construya el edificio.

Exactamente. La base que he planteado ha sido ésa. Primero vamos a ser intensos y después ya empezaremos a desarrollar aspectos más tácticos, de movimientos y demás. Pero si somos un equipo que no le damos intensidad al trabajo, apaga y vámonos. Esta es una categoría intensa, de no bajar la guardia y después, si efectivamente tienes más calidad que el rival, ahí es donde puede haber la diferencia. Pero como seas un equipo de una intensidad media que no da esa talla no tienes nada que hacer.

Ha dicho que, como aficionado, hasta ahora no sabía a qué jugaba el Alavés.

Sí, pero no es una crítica de decir "este equipo es un desastre". No es así. Lo que sucede es que se había vendido que iba a ser un equipo tocón, luego se cambio de estilo para jugar más en largo... Llegó un momento en el que quizás estábamos confundidos incluso los propios espectadores. Lo que he querido decir es que no tenía un juego definido, no estoy diciendo ni que fuese bueno, malo o regular. Bajo mi punto de vista no se apreciaba que tuviese unas connotaciones claras, pero es una opinión.

¿Y a qué quiere que juegue "su" Alavés?

Primero y básico es la intensidad. Quiero un equipo intenso -ésa la primera piedra- y ordenado. Con un equipo con intensidad y con orden se pueden hacer muchas cosas. Y, a partir de ahí, desarrollar las cualidades del futbolista. Ahora mismo yo estoy un poco ciego, en el sentido de saber qué puedo esperar de cada uno. Conozco a Igor, a Reguero, a Iker Guereñu... y al resto de lo que he visto en el campo. Entonces, el potencial del equipo tendré que ir descubriéndolo. Pero el gran problema es el tiempo. No voy a tener tres meses o una pretemporada para analizar, voy a tener que actuar rápido. Las decisiones que voy a tener que tomar son rápidas y deben ser acertadas, porque no existe margen de error. Tristemente, si el domingo perdemos contra el Guijuelo y los demás rivales ganan, habría una diferencia muy potente en la clasificación. Pero es que eso lo tenemos que asumir. Hemos llegado hasta aquí así y yo me he encontrado con esto. Señores, vamos a preparar el partido contra el Guijuelo como si fuese una final. Con tres bajas o con lo que sea.

El divorcio con la afición se ha hecho evidente en los últimos tiempos. ¿Confía en que se pueda recuperar la comunión que necesita el equipo?

Sí, sí, pero volvemos un poco también a lo que pasa siempre en el fútbol, quién anima a quién. Al espectador que viene a Mendizorroza también hay que ofrecerle algo. Por lo menos, intensidad. Yo creo que en Vitoria, si eres un equipo intenso, que vas, que disputas, la gente lo agradece. Después puedes jugar más o menos pero la afición va a decir "mira, han corrido". Eso lo tenemos que tener y por eso estoy insistiendo tanto en que tenemos que ser un equipo de ese calibre. Sobre todo en esta categoría en la que todo el mundo se bate el cobre. Así que, vamos a ver si somos más intensos que el Guijuelo y si, además, tenemos un poquito más de la calidad que se nos presupone, perfecto. Pero eso también hay que demostrarlo en el campo.

¿Cómo puede afectar la inestabilidad institucional y económica al equipo? ¿Es posible aislarlo?

No, es inevitable. El club en lo deportivo está unido a lo social. El jugador lee el periódico, sabe cómo está la situación y no puede vivir en una burbuja. Al futbolista le afecta, está claro. ¿En qué medida? Pues con la preocupación lógica de que hay una inestabilidad, pero hay que asumirlo. Nos ha tocado vivir esta situación y es duro, pero hay que reaccionar.

Cuando el domingo recorra el túnel de vestuarios pocos minutos antes de que empiece el partido, ¿qué pasará por su cabeza?

Son momentos tensos. Aunque de cara al exterior muchas veces das una sensación de serenidad, sí que tienes un gusanillo dentro. Y es cierto que tienes algo especial en tu interior, y más en el primer partido que juegas en casa, que estás obligado, es todo... Va a ser un partido que recordaré seguro.

¿Cuánto ha dormido las últimas noches?

La verdad es que estás en un continuo ajetreo, dándole muchas vueltas a la cabeza, intentando absorber la mayor información posible y sí que es cierto que la cabeza te está funcionando a mil por hora y hay veces que es difícil descansar.

Afronta una final con un trabajo cogido con hilvanes

Pues sí, así es. Va a ser un trabajo de tres días en los que hay que intentar modificar algo para mejorar el equipo y con la connotación de que hay bajas. De momento hay tres cambios que son fijos y después hay que valorar si hay que modificar jugadores porque igual haciéndolo se mejora o si es mejor un movimiento táctico. Vas perfilando cosas pero ahora mismo no puedes decir "lo tengo súper claro". Es imposible. Dificultades, sí, pero es lo que hay. No podemos estar continuamente dándole vueltas. Para nosotros es un partido vital y ya está.

¿Qué mensaje le gustaría transmitir a la afición?

Apoyo, ayuda, vamos a apretarles, a ayudar a los jugadores... Ahora mismo para los futbolistas es un momento complicado. Están tensos, porque saben que vienen a jugar a su campo y sufren. Que es algo inherente al fútbol porque esa presión existe pero le pediría a la afición que nos ayudase. Les necesitamos. Y vamos a ver si nosotros somos capaces también de animarles a ellos, porque esto tiene que ser una unión. Pero ¿quién tiene que empezar? Para nosotros sería impresionante que el público saliese como si viniésemos de jugar la final de la UEFA. Sería maravilloso que nos apoyase a muerte los 90 minutos y al final, si nos hemos merecido otra vez otra pitada, que nos la den.